El Papa Francisco aceptó la renuncia de un obispo responsable de una diócesis en el sur de Polonia donde un sacerdote organizó una orgía e invitó a un prostituto en septiembre pasado, además de hechos de violencia anteriores que implicaban a sus clérigos.

“El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Sosnowiec (Polonia) presentada por Su Excelencia el Obispo Grzegorz Kaszak, de 59 años de edad”, indicó un comunicado del Vaticano sin dar una razón para la decisión. La edad de retiro normal de los prelados es de 75 años.

En septiembre, en la ciudad de Dabrowa Gornicza, en la diócesis de Sosnowiec, un sacerdote organizó una orgía en su parroquia invitando a un prostituto. La prensa polaca informó que uno de los participantes, al parecer el prostituto, en la orgía se desmayó debido a una sobredosis de píldoras para la disfunción eréctil y fue necesario pedir asistencia médica.

“El padre Tomasz Z y otros dos laicos han cometido una violación muy grave de las normas morales, que la Iglesia no tolera y condena enérgicamente. El incidente se ha convertido en motivo de gran escándalo para los fieles y de justificada indignación pública”, indicó luego la web oficial de la diócesis.

Los medios de Polonia, un país de tradición católica, citaron otros dos escándalos anteriores en la misma diócesis.

En el primer caso, el director de un seminario local fue supuestamente sorprendido cuando estaba teniendo relaciones sexuales en un club gay. En el otro incidente, un sacerdote de 46 años mató presuntamente a un diácono 20 años menor que él antes de arrojarse debajo de un tren.

Kaszak dijo en un comunicado que ofreció su renuncia al papa el 29 de septiembre y agradeció a los curas y las monjas de su diócesis, además pidió a “todos que perdonen mis limitaciones humanas”.

Fue designado obispo en 2009 por el entonces papa Benedicto XVI, después de haber sido durante un breve tiempo el número dos de la oficina del Vaticano para las familias.

La iglesia católica polaca ha sido remecida durante años por denuncias de abuso sexual de menores por sacerdotes, lo que ha forzado la renuncia de varios obispos y manchado la reputación de la iglesia en la patria de San Juan Pablo II.

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