El viernes pasado, un apagón informático a escala global sacudió el mundo, subrayando la fragilidad de nuestra creciente dependencia tecnológica. A medida que el caos disminuye y los sistemas vuelven a la normalidad, se revelan verdades incómodas sobre la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras digitales.

El incidente demostró que incluso una plataforma gigante como Microsoft, con vastos recursos y una inversión masiva en seguridad, puede ser derribada por un error accidental en una actualización de software de una empresa de ciberseguridad independiente. Este fallo afectó a 8.5 millones de dispositivos que usan Windows, menos del 1% de todos los dispositivos con este sistema operativo en el mundo, según Microsoft. Sin embargo, Joe Tidy, corresponsal tecnológico de la BBC, lo calificó probablemente como el mayor apagón informático mundial hasta la fecha.

Este suceso pone en evidencia nuestra dependencia de estas infraestructuras y nuestra indefensión cuando algo sale mal y escapa a nuestro control. Zoe Kleinman, editora de Tecnología de la BBC, afirmó: “A fin de cuentas, cuando estos sistemas se tambalean, ni tú ni yo podemos hacer nada al respecto”. La única acción posible para la mayoría de nosotros era tener paciencia, aunque era lo último que muchos querían escuchar en ese momento.

Owen Sayers, en Computer Weekly, destacó el inmenso riesgo de depender de un único proveedor de informática. Esta dependencia significa que no hay un plan B si ese proveedor falla. “La comodidad es enemiga de la seguridad”, y este incidente es un claro ejemplo de ello.

Para los consumidores, es difícil evitar esta dominación: cada transacción que realizamos depende de la tecnología de otros para ser procesada sin problemas. Además, muchas tiendas ya no aceptan dinero en efectivo, lo que reduce aún más nuestras opciones. Para las pequeñas empresas, los presupuestos ajustados las obligan a depender de un solo proveedor, confiando en su tamaño y poder para evitar fallos.

Zoe Kleinman plantea la posibilidad de contar con un mayor número de pequeños proveedores informáticos como una posible solución. Sin embargo, esto podría introducir múltiples sistemas con vulnerabilidades potenciales, haciéndolos más susceptibles a ataques.

Aunque lo ocurrido no fue un ciberataque, Microsoft fue rápido en señalar que la interrupción no fue culpa suya. Aun así, persisten dudas sobre cómo se introdujo la desastrosa actualización Falcon de la empresa de ciberseguridad CrowdStrike. Nigel Shadbolt, científico de la computación, afirmó que la mayoría de los sistemas operan a niveles de calidad muy altos, pero cuando fallan, “es como una pandemia”, y se deben aprender lecciones de ello.

El profesor Shadbolt enfatizó la necesidad de resiliencia y la importancia de tener un plan B. Sugirió considerar la posibilidad de tener múltiples sistemas en lugar de depender únicamente de uno, para reducir la magnitud de las interrupciones. Sin embargo, esto también implica la introducción de múltiples sistemas con posibles vulnerabilidades.

El apagón ocurrió en un momento de gran tráfico aéreo en el Reino Unido, afectando a muchos viajeros justo al inicio de las vacaciones escolares. Aunque varios aeropuertos resolvieron sus problemas, el efecto dominó aún causa estragos para muchos.

El apagón informático del viernes es una advertencia sobre la fragilidad de nuestra infraestructura tecnológica. En una era cada vez más digital, donde la dependencia de un único proveedor puede traer consecuencias catastróficas, es crucial explorar y desarrollar una mayor diversidad en los proveedores de tecnología. Sólo así podremos mitigar los riesgos y asegurar una mayor resiliencia en el futuro.

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