El legendario músico de jazz estadounidense ha fallecido a los 99 años
Nacho Serrano / abc.es / Roy Haynes, el último superviviente de ese exclusivísimo club de bateristas que podían decir que habían tocado con John Coltrane, Miles Davis y Charlie Parker (en el que sólo había otro miembro más, Elvin Jones), ha fallecido a los 99 años. Louis Armstrong, Chick Corea, Sonny Rollins, Sarah Vaughan, Thelonius Monk, Bud Powell o Pat Metheny son otros de los mitos del jazz que gozaron de sus servicios a la batería.
Nacido en 1925 en Roxbury (Massachusetts), Haynes vino al mundo para tocar la batería: en el colegio, una vez le mandaron al despacho del director por pasarse la clase aporreando su pupitre con las manos. Sus padres, Gustavus y Edna Haynes, habían emigrado a EEUU desde Barbados y fue su hermano mayor, el trompetista Douglas Haynes, quien le introdujo en el mundo del jazz.
Roy estudió violín durante un año pero siempre supo que la percusión era lo suyo, así que se convirtió en un aprendiz voraz con el profesor Herbie Wright y pasó por el Conservatorio de Boston, aunque fue mayormente autodidacta fijándose en el estilo de su mayor ídolo, Jo Jones, el baterista de Count Basie. En cuanto tuvo ocasión dejó sus estudios en el Roxbury Memorial para empezar a tocar con Sabby Lewis, Frankie Newton y Felix Barbozza, y en 1945 se trasladó a Nueva York para formar parte de las bandas de Louis Russell, Louis Armstrong y Lester Young.
En los años cincuenta tocó con George Shearing, Bud Powell, Stan Getz, Sarah Vaughan, Wardell Gray, Miles Davis o Lennie Tristano, y ya a principios de los sesenta sustituyó ocasionalmente a Elvin Jones en el cuarteto de Coltrane. En el resto de la década grabaría docenas de álbumes con McCoy Tyner, Eric Dolphy, Gary Burton, Clifford Jordano Chick Corea. Los setenta fueron para Pharoah Sanders, Gato Barbieri, Dave Brubeck, Dizzy Reece, Duke Jordan o la hija de John Coltrane, Alice; y en los ochenta amplió su lista de colaboraciones con los nombres de Freddie Hubbard, Michel Petrucciani, Kenny Barron, Mark Isaacs o el guitarrista Pat Metheny, quien le definió así: «Roy es la manifestación humana de lo que se suponía que significaba la palabra «hip» antes de que se convirtiera en una palabra. Siempre en el momento, siempre a tempo, eterno y clásico y al mismo tiempo totalmente indiferente al respecto. Tiene una manera de estar dentro del momento musical con una profundidad que es realmente poco común, y una sensibilidad auditiva que le permite no sólo tocar maravillosamente, sino también hacer que los músicos que lo rodean se convierten en beneficiarios de su sabiduría musical».
Mientras desarrollaba un currículum casi inigualable como colaborador, Haynes grabó alrededor de cuarenta discos como líder o co-líder, entre los que destacan ‘Just us’ (1960), ‘Out of the afternoon’ (1962), ‘Cymbalism’ (1963), ‘Hip Ensemble’ (1971), ‘Vistalite’ (1979), ‘True or False’ (1986), ‘Te Vou!’ (1994) o ‘Birds of a Feather: A Tribute to Charlie Parker’ (2001). Sus últimas grabaciones, ‘Roy-Alty’ como líder y ‘Road Shows vol. 2’ con Sony Rollins, se publicaron en 2011, año en que recibió el Grammy a la carrera artística. Estuvo nominado nueve veces a estos premios, y participó en dos formaciones ganadoras del galardón a Mejor Grupo de Jazz, en 1989 por ‘Blues for Coltrane: A Tribute to John Coltrane’ (McCoy Tyner) y en 200 por ‘Like Minds’ (Gary Burton). También fue nombrado Maestro de Jazz del Fondo Nacional de las Artes en 1995.
Haynes, que desde los cincuenta era conocido con el apodo de ‘Snap Crackle’ por su forma de golpear, dijo en 1998 sobre su estilo a la batería: «Cada vez que leo algo sobre mí normalmente dice ‘bebop’. Y no siempre me siento cómodo con esas etiquetas que usa la gente. Sólo soy un baterista de la vieja escuela que intenta tocar con sentimiento».
En sus últimos años como músico, Haynes frecuentemente dirigió un grupo cambiante de músicos en una banda conocida como la Fountain of Youth (Fuente de Juventud), un nombre apropiado dado que los músicos con los que elegía trabajar eran a menudo tres o cuatro décadas más jóvenes. «Cuando nos subimos al escenario», dijo al Times Union de Albany en 2007, «todos llegamos a tener una misma edad, la misma edad. No tiene nada que ver con la edad que tengas o de dónde eres, es lo que puedes hacer musicalmente». A Haynes le sobreviven sus hijos Craig y Graham, este último cornetista reconocido por sus aportaciones al nu-jazz, y su nieto, el batería Marcus Gilmore.