El fundador de Pink Floyd lo decoró con rayas naranjas y azules en uno de sus delirios, y ahora se espera que las pujas superen los 10.000 euros

abc.es / Hay que ser muy fan de Syd Barrett, y también tener mucho espacio, para pensar en pujar en una de las subastas rock más bizarras que se recuerden. El próximo 2 de julio, Omega Auctions pone a la venta el suelo que el fundador de Pink Floyd pintó a rayas (naranjas y azules) en el apartamento donde vivía tras su expulsión del grupo. Sumido en uno de los estrambóticos trances creativos de su etapa más oscura tras perder el contacto con la realidad debido a su enfermedad mental y el abuso de LSD, el artista británico pasaba allí días enteros encerrado, durmiendo en un colchón acompañado por una grabadora, un tocadiscos con su altavoz, una guitarra con su amplificador y un jarrón con flores muertas.

El simbolismo del ‘objeto’ a subasta es innegable, y a priori no es tan caro como se pudiera esperar ya que el precio de salida oscila entre los 5.000 y los 10.000 euros, cifra que probablemente sea superada dado el ingente número de fans del mito de la psicodelia.

«Una increíble oportunidad de poseer el suelo de madera pintado de naranja y azul, famoso por aparecer en la portada del seminal LP en solitario de Syd Barrett ‘The Madcap Laughs’ (1970). Syd pintó el suelo él mismo antes de la sesión fotográfica con Mick Rock y Storm Thorgerson, y fue la imagen tomada por Storm la que se utilizó en la portada del álbum», dice la descripción de la web oficial de la casa Omega Auctions, que vende el suelo desmontado por partes: «El vendedor compró el piso en Londres utilizado por Syd para la sesión de fotos de la portada del álbum y retiró las tablas durante las reformas. Son aproximadamente 70 tablones en total, la mayoría en longitudes de aproximadamente 2,7 m. Póngase en contacto con nosotros para las opciones de transporte».

«Solo en la soledad de su apartamento victoriano de la mansión Wetherby, en Earl’s Court Square, el Sombrerero Loco Psicodélico se sumía lentamente en un inquietante estado de introspección, melancolía e ilusiones», describe la escritora Asya Jain, estudiosa del arte pop. «A su nueva morada bohemia llevó las cosas que le quedaban después de muchas mudanzas por Londres; una mesita, un colchón y una manta a rayas, algunos LP rayados, libros de Shakespeare y Chaucer en edición Penguin, lienzos apenas tocados apilados contra la pared. Su habitación era su pequeño mundo imaginario. El mundo exterior ya no importaba. El Syd alegre, divertido, charlatán y simpático había desaparecido. El apuesto joven inglés de pelo negro desordenado y pantalones de terciopelo se estaba volviendo loco poco a poco».

Barrett estaba tan ido a principios de 1968 que tardó casi dos años en terminar de grabar ‘The Madcap Laughs’, y sólo lo consiguió gracias a la ayuda de dos de sus ex compañeros de Pink Floyd, Roger Waters y David Gilmour, y de miembros de Soft Machine. Cuando ya estuvo terminado, uno de los productores con los que trabajó en el disco, Malcolm Jones, fue a visitarle para dejarle una copia del álbum y se encontró la peculiar intervención artística en su piso. Allí, sólo y aislado, había empezado a darle vueltas a un cuadro de Gustave Caillebotte titulado ‘Los planificadores del suelo de madera’, y decidió recrearlo pintando su habitación a rayas naranjas y azules. «Antes de la sesión fotográfica para la portada, Syd había pintado el suelo de su habitación de naranja y morado. Hasta entonces, el suelo estaba desnudo y la mayoría de las pertenencias de Syd estaban en el suelo: el equipo de música, la guitarra, cojines, libros y cuadros. Syd estaba muy satisfecho con su trabajo y debo decir que fue un buen escenario para la sesión que iba a tener lugar», dijo Jones.

Fue poco después cuando se decidió tomar allí mismo la imagen de portada de su debut solista, y también la de la contraportada, donde aparece una misteriosa mujer desnuda. «Cuando llegué para la sesión de fotos de ‘The Madcap Laughs’, Syd estaba todavía en calzoncillos cuando abrió la puerta», recordaría el fotógrafo Mick Rock, por entonces un principiante que apenas había sacado un par de fotos a los Pretty Things y Eire Apparent. «Se había olvidado por completo de la sesión y se echó a reír. Su amiga desde hacía dos semanas, ‘Iggy la esquimal’, estaba desnuda en la cocina haciendo café. A ella tampoco le importó. Los dos se rieron mucho y fue una sesión mágica».

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