Ya sea en el área maya de México y Centroamérica, o bien en las regiones mapuches de países como Argentina y Chile, los pueblos indígenas americanos reivindican a diario sus gastronomías, historias y territorios, además de enaltecer la valía de sus tradiciones arquitectónicas.
Así lo comentaron especialistas que participaron en la primera conferencia de 2024, del “Coloquio Virtual de Arquitectura Indígena”, dictada por el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Huchim Herrera.
En la actividad, organizada por la revista ARQA, junto con la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), de Argentina, y la Universidad Autónoma de Yucatán, la editora de la citada publicación digital, Laura Munizaga Alfaro, reconoció en la arquitectura indígena un tema que requiere mayor difusión.
En este sentido, destacó el valor del coloquio, organizado desde 2019, para hacer saber al mundo “que en nuestro continente existen tradiciones constructivas ancestrales, las cuales siguen vivas en muchas comunidades y evolucionan día con día”.
En su participación, el arqueólogo Huchim Herrera expuso cómo las ciudades mayas del pasado “no deben verse de manera aislada sino ser entendidas dentro de sus contextos temporales y naturales”.
Al respecto, citó el área de la península de Yucatán conocida como región Puuc (“colina”, en lengua maya), caracterizada por la montaña de Bolonchén y de la sierra de Ticul, formaciones que delimitan al llamado valle de Santa Elena.
“En este valle existe una vegetación mediana y una precipitación pluvial de más de 1,100 milímetros cúbicos anuales, los cuales generan un suelo muy fértil, apto para milpas que, en promedio, se cosechan entre dos o tres veces al año”.
Estas condiciones naturales, abundó investigador del Centro INAH Yucatán, favorecieron el establecimiento de diversos poblados en la época prehispánica, reflejados en más de 500 sitios arqueológicos registrados por el INAH en dicha área, así como en numerosos pueblos actuales, como Santa Elena, Calkiní, Muna y Oxkutzcab, entre otros.
Sobre los rasgos urbanísticos de las ciudades mayas pretéritas, el arqueólogo citó a los sacbe’ob (caminos blancos), que conectaban a urbes como Uxmal y Kabah, mediante andadores de piedra de hasta 18 kilómetros de longitud.
De acuerdo con el también director de la Zona Arqueológica de Uxmal, la investigación arqueológica en la región Puuc ha permitido establecer una cronología detallada para su desarrollo arquitectónico: Se han reconocido seis estilos: Oxkintok Temprano (500-550 d.C.), Proto-Puuc (550-750 d.C.), Puuc Temprano (750-820 d.C.), Puuc Mosaico y Puuc Junquillo (estilos contemporáneos registrados entre 820 y 1000 d.C.); así como Uxmal Tardío (900-950 d.C.).
Para finalizar, Huchim Herrera llamó a fortalecer la conservación de los sitios arqueológicos, tanto de aquellos abiertos a la visita pública, como de los que aún permanecen cubiertos por la vegetación, toda vez que cualquier saqueo o alteración puede devenir en daños a los inmuebles y en la pérdida de valiosa información sobre materiales, sistemas constructivos, estilos y ornamentos de la antigüedad maya.
En respuesta a esta disertación y tras agradecer al arqueólogo su participación en el coloquio, el presidente de la asociación mapuche Futa Traw–Gran Parlamento Indígena (Argentina), Jorge Cayuqueo, refirió que “en nuestro caso, como descendientes del pueblo mapuche, estamos agradecidos por tener espacios académicos como este, que permiten cambiar la visión occidental que imperó y menospreció durante mucho tiempo los saberes de nuestros pueblos”, finalizó.