Por: Jorge Araujo
En México, la democracia federal se ha consolidado en las últimas décadas con procesos electorales cada vez más competidos y un sistema político plural. Sin embargo, esta narrativa no siempre se refleja a nivel subnacional, donde persisten prácticas que limitan el avance democrático. Un fenómeno recurrente en este ámbito es el llamado autoritarismo subnacional, que se manifiesta en el control casi absoluto de los gobernadores sobre las instituciones públicas y, en particular, sobre los medios de comunicación locales.
El caso de Querétaro, analizado por Germán Espino Sánchez, sirve como un ejemplo representativo de cómo estas dinámicas afectan la calidad de la democracia y la relación entre el gobierno y la ciudadanía.
El concepto de autoritarismo subnacional
El autoritarismo subnacional describe un sistema político en el que, a pesar de operar en el marco de una democracia nacional, los gobiernos locales concentran poder y minimizan los contrapesos institucionales. Este fenómeno se caracteriza por:
- Concentración de poder en el Ejecutivo estatal: Los gobernadores subordinan a los poderes Legislativo y Judicial, anulando su capacidad de actuar como contrapesos efectivos.
- Control de los medios de comunicación locales: Los gobiernos estatales manejan o influencian a los medios locales para promover agendas favorables, limitando la pluralidad informativa.
- Clientelismo político: El acceso a recursos y beneficios depende de la lealtad al grupo en el poder, lo que perpetúa relaciones de dependencia y desincentiva la oposición política.
Estas dinámicas contrastan con los avances logrados en la democracia federal, donde la competencia electoral y la diversificación de los medios han permitido una mayor transparencia y pluralidad.
El papel de los medios locales en el autoritarismo subnacional
El control de los medios de comunicación locales es una de las herramientas más utilizadas por los gobernadores para consolidar su poder. En el caso de Querétaro, se observa cómo los medios han sido cooptados para servir como instrumentos de propaganda en lugar de actuar como plataformas de deliberación pública.
Medios como herramientas de poder
Los medios locales en Querétaro han jugado un papel crucial en las campañas electorales, otorgando una cobertura desproporcionada a los candidatos del partido en el poder. Esto no solo distorsiona la competencia electoral, sino que también socava la confianza ciudadana en la imparcialidad de las instituciones mediáticas.
Entre las prácticas documentadas se encuentran:
- Venta de espacios noticiosos: Los candidatos o partidos pagan por cobertura favorable durante las campañas.
- Convenios de publicidad gubernamental: Los gobiernos estatales asignan recursos públicos a medios que promueven su agenda, incentivando la parcialidad.
- Censura y autocensura: Los medios evitan publicar contenido crítico por temor a represalias económicas o políticas.
Estas dinámicas generan un entorno mediático monocéntrico, donde una sola narrativa domina y se limita la diversidad de perspectivas necesarias para un debate público informado.
Impacto en los procesos electorales
Un análisis de las elecciones en Querétaro entre 1997 y 2012 muestra cómo los medios locales han favorecido consistentemente a ciertos partidos o candidatos. Sin embargo, en algunos casos, estas estrategias no lograron influir en los resultados, lo que evidencia la creciente desconexión entre las narrativas mediáticas y las preferencias ciudadanas.
Implicaciones para la democracia
El control de los medios locales tiene consecuencias profundas para la democracia subnacional:
- Reducción del debate público: La falta de pluralidad informativa restringe la capacidad de la ciudadanía para tomar decisiones informadas.
- Perpetuación de estructuras clientelares: Al depender de recursos gubernamentales, los medios se convierten en cómplices de dinámicas políticas que priorizan intereses particulares sobre el bien común.
- Desconfianza en las instituciones: La manipulación mediática alimenta la percepción de que las elecciones y el gobierno están diseñados para servir a las élites en el poder, debilitando la legitimidad democrática.
Patrones del control mediático en Querétaro
El caso de Querétaro refleja patrones que también se observan en otros estados de México:
- Subordinación de los medios al Ejecutivo: Los gobernadores utilizan su poder para influir en las narrativas mediáticas y limitar el escrutinio público.
- Falta de independencia financiera de los medios: La dependencia de la publicidad oficial reduce la capacidad de los medios para actuar de manera autónoma.
- Sociedad civil débil: La falta de contrapesos ciudadanos facilita la concentración de poder y el control mediático.
Hacia una solución: fortalecimiento de la democracia subnacional
Superar el autoritarismo subnacional requiere acciones contundentes que fortalezcan la independencia mediática y promuevan una ciudadanía más activa e informada. Algunas estrategias incluyen:
1. Regulación de la relación gobierno-medios
Es necesario establecer marcos legales que limiten el uso discrecional de los recursos públicos para publicidad oficial. Esto incluye garantizar que los fondos destinados a los medios se distribuyan de manera equitativa y transparente.
2. Apoyo a medios independientes
Promover la creación de medios independientes y diversificados, con acceso a financiamiento sostenible, puede contrarrestar la hegemonía de los medios controlados por el gobierno.
3. Capacitación de periodistas
Brindar formación y apoyo a los periodistas locales fortalece su capacidad para ejercer su labor de manera profesional y libre de presiones externas.
4. Fortalecimiento de la sociedad civil
Una ciudadanía activa y organizada puede exigir mayor transparencia y rendición de cuentas tanto a los gobiernos como a los medios de comunicación.
El caso de Querétaro evidencia que la consolidación de la democracia en México no puede limitarse al ámbito federal. Es necesario avanzar hacia un sistema democrático integral que garantice pluralidad, transparencia y rendición de cuentas en todos los niveles de gobierno.
Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en este proceso. Más que ser herramientas de propaganda, deben convertirse en verdaderos espacios de deliberación pública que promuevan la diversidad de voces y perspectivas. Solo así será posible construir una democracia robusta, donde los ciudadanos tengan acceso a información veraz y puedan participar plenamente en la vida política del país.
El desafío es grande, pero también lo es la oportunidad de transformar el panorama político y mediático a nivel subnacional, sentando las bases para una sociedad más justa, plural e informada.