El cardenal peruano Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, afirmó este viernes que la fe y la ciencia deben caminar juntas para combatir el cambio climático, durante un seminario sobre políticas de bien común y paz celebrado en Lima.

En el Seminario Internacional ‘La política al servicio del bien común, la justicia y la paz’, organizado por el Instituto de Estudios Social Cristianos (IESC), Barreto hizo un llamado a la protección del medioambiente, una misión que ha promovido el papa Francisco.

“Entramos a un caminar juntos, la ciencia y la fe, a fin de crear un cauce propicio para un trabajo articulado entre las personas, instituciones y la sociedad en su conjunto, para buscar mediante la política, el bien común, la justicia y la paz, este cauce”, dijo el cardenal.

Expuso que para hacer frente al cambio climático, el papa Francisco manifestó que este es un desafío urgente, inaplazable, que concierne a todos y que, “sin duda”, los aportes de la ciencia y del magisterio social de la Iglesia se complementan y se enriquecen mutuamente porque, según sostuvo, está demostrado científicamente que dicha problemática es consecuencia de la actividad humana.

En este sentido, dijo que el papa ha reiterado recientemente su llamado al mundo para que abandone con rapidez los combustibles fósiles y ha hecho de la protección del medio ambiente una piedra angular de su servicio al bien común de la humanidad desde el inicio de su Pontificado.

Y que ha invitado a la humanidad a una conversión ecológica que incluya el cuidado del medio ambiente y la atención integral de las personas, especialmente de aquellos que sufren las consecuencias del cambio climático, que son los pobres y descartados de la sociedad, promoviendo una visión de la ecología que busque el bien común, la justicia y la paz.

El cardenal indicó que el mundo del consumo exacerbado es, al mismo tiempo, “el mundo del maltrato de la vida en todas sus formas”.

“Lo inmediato y urgente es detener las actividades depredadoras y egoístas a fin de detener la deforestación indiscriminada, la minería ilegal y el narcotráfico, especialmente en la Amazonía”, dijo al añadir que es necesario unir voluntades para rehabilitar la política para conseguir dichos objetivos.

Como presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, añadió que la mayor riqueza de la cuenca amazónica es el conjunto de las poblaciones indígenas, “3.000.000 de personas con sus culturas y diversidad de lenguas con su relación armoniosa en su con su entorno natural”.

Sostuvo que la iglesia, “con el horizonte de la ecología integral”, ha iniciado de manera formal un proceso de incidencia evangelizadora en la región amazónica.

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