En un momento de tensión en el panorama económico mundial, el presidente chino, Xi Jinping, aprovechó su discurso en la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en Lima, para destacar la importancia de derribar barreras comerciales. En medio de la creciente sombra del proteccionismo y el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, Xi planteó la necesidad de una colaboración más estrecha entre las naciones del Asia-Pacífico para mantener la estabilidad de las cadenas de suministro globales.

Un llamado al libre comercio

Xi afirmó que es crucial “desmantelar el alto muro que divide el flujo del comercio, la inversión, la tecnología y los servicios”, en una referencia implícita a las políticas proteccionistas que han marcado el escenario global en los últimos años. Su intervención no solo buscó reforzar la postura de Pekín como defensor del libre comercio, sino también contrarrestar el impacto de las tensiones comerciales con Estados Unidos y sus aliados.

Este mensaje cobra especial relevancia en un contexto en el que la posible reelección de Trump podría revivir políticas como la guerra comercial entre Washington y Pekín, que afectó a las economías de ambas naciones y a la estabilidad del comercio internacional.

Expansión en Sudamérica: la estrategia detrás del discurso

El discurso en Lima fue solo un capítulo de la intensa gira diplomática de Xi por Sudamérica, una región estratégica para China en su búsqueda de consolidar relaciones comerciales y políticas. En el marco de la cumbre, Xi inauguró un megapuerto en la costa del Pacífico peruano, un símbolo del creciente interés chino en fortalecer las conexiones logísticas con América Latina.

El comercio entre China y Perú ha crecido exponencialmente en las últimas dos décadas, con un énfasis en minerales, tecnología e infraestructura. Este megapuerto, financiado por empresas chinas, se presenta como una pieza clave para facilitar el intercambio comercial en la región y con Asia.

Encuentros estratégicos y la mirada hacia el G20

Más allá de sus palabras en APEC, Xi tiene una agenda cargada que incluye una reunión con el presidente estadounidense Joe Biden, el primer encuentro en siete meses entre ambos líderes. Aunque las expectativas de avances significativos son moderadas, la reunión subraya la importancia de gestionar la relación entre las dos mayores economías del mundo.

Posteriormente, Xi viajará a Brasil para asistir a la cumbre del G20 en Río de Janeiro y realizar una visita de Estado. Allí, Pekín buscará fortalecer sus lazos comerciales y políticos en el continente sudamericano, posicionándose como un socio estratégico frente a las crecientes divisiones en el sistema económico global.

¿Un nuevo capítulo para el comercio global?

El llamado de Xi al libre comercio y la colaboración refleja tanto la ambición de China por liderar el sistema económico global como su intento de contrarrestar las tensiones proteccionistas que podrían resurgir con fuerza en los próximos años. Sin embargo, el éxito de esta estrategia dependerá no solo de la disposición de los países del Asia-Pacífico, sino también de cómo se desarrollen las dinámicas de poder con Estados Unidos y otras potencias en la escena global.

En Lima, Xi no solo pronunció un discurso; marcó una postura estratégica en un tablero internacional cada vez más incierto.

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