El segundo debate presidencial, celebrado este domingo 28 de abril, ha sido objeto de un profundo escrutinio por parte de analistas y expertos en la materia. Con la participación de los candidatos Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y Jorge Álvarez Máynez, se abordaron temas cruciales para el futuro de México: crecimiento económico, empleo e inflación; infraestructura y desarrollo; pobreza y desigualdad; y cambio climático y desarrollo sustentable.

Una mejora perceptible

A diferencia del primer debate, numerosos observadores coinciden en que este segundo encuentro mostró una mejoría en varios aspectos. Expertas como Gisela Rubach señalaron que hubo una mejora palpable, destacando un desempeño más sólido por parte de los candidatos. Martha Aída Cantú, consultora en Imagen Pública, hizo hincapié en la importancia de la presentación personal, resaltando el impacto positivo de la postura de pie de los participantes.

La falta de propuestas concretas

A pesar de las mejoras observadas, algunos críticos apuntaron a la falta de propuestas concretas y al escaso desarrollo de las ideas presentadas. Gabriella Siller expresó su preocupación por la ausencia de propuestas claras y la tendencia a los ataques entre candidatas, calificando el debate como un “circo”. Carlos Bravo Regidor también destacó la persistencia de problemas estructurales, como el limitado tiempo para abordar preguntas sustanciales.

La sombra de AMLO y los insultos entre candidatas

Uno de los puntos destacados del debate fue la presencia velada del presidente Andrés Manuel López Obrador, mencionado en diversas ocasiones por Claudia Sheinbaum en relación con programas de continuidad. Sin embargo, también se registraron momentos de tensión entre las candidatas, con intercambios que algunos expertos interpretaron como descalificaciones y pleitos propios de un mercado competitivo.

¿Qué sigue después del segundo debate?

Con el cierre del segundo debate, las miradas se dirigen hacia el próximo encuentro y los temas que serán abordados. La economía sigue siendo una preocupación central, con la necesidad de abordar temas como la reforma fiscal, la desigualdad económica y los programas sociales. La calidad de los empleos generados en México también es objeto de debate, con llamados a una mayor atención sobre las condiciones laborales y la calidad de vida de los trabajadores.

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