Unos 15 mil empleados de la NASA fueron enviados a casa esta semana tras el inicio del cierre del Gobierno de Estados Unidos, lo que detuvo gran parte de las operaciones de la agencia espacial, ya golpeada por recortes presupuestarios y pérdidas de empleos.
Sin embargo, el programa Artemis —la iniciativa para llevar astronautas a la superficie lunar por primera vez en cinco décadas— fue declarado esencial y continúa en marcha. La dirección de la NASA, junto con un grupo bipartidista de legisladores, dejó claro que llegar a la Luna antes que China es un imperativo de seguridad nacional.
“China no va a la Luna con buenas intenciones. Estados Unidos llegará primero, preservando la paz tanto para EE.UU. como para nuestros socios internacionales”, advirtió el administrador interino de la NASA, Sean Duffy.
De acuerdo con el plan de cierre actualizado, más de 3 mil empleados seguirán trabajando, principalmente en torno a Artemis II, el vuelo de prueba tripulado alrededor de la Luna programado para febrero. También continuarán los trabajos de preparación para Artemis III —el alunizaje histórico previsto para 2027— y misiones posteriores.
Lakiesha Hawkins, administradora adjunta interina de la Dirección de Misiones de Desarrollo de Sistemas de Exploración, destacó que estas actividades son críticas para la seguridad: “Prevemos poder solicitar y seguir adelante con Artemis II en caso de cierre”.
El programa Artemis cuenta con un presupuesto estimado en 100 mil millones de dólares. No obstante, enfrenta retos técnicos, en particular el desarrollo del sistema Starship de SpaceX, que deberá transportar a los astronautas desde la nave hasta la superficie lunar en Artemis III. Aunque la nave ha registrado fallos en pruebas anteriores, su último ensayo en agosto fue exitoso y se espera un nuevo vuelo de prueba en octubre.
Presupuesto en disputa
Pese al respaldo a Artemis, otros programas científicos de la NASA enfrentan incertidumbre. El presupuesto de la Casa Blanca propuso recortar en casi 50 % la financiación científica y en 24 % el presupuesto general de la agencia, lo que ha generado preocupación entre legisladores y expertos que temen daños irreversibles en misiones en curso.
Un grupo de congresistas bipartidistas advirtió que, de implementarse la propuesta, hasta 20 misiones científicas robóticas en operación podrían ser canceladas, representando una pérdida de más de 12 mil millones de dólares en inversión previa.
“La situación en la NASA es extremadamente caótica”, denunció un ingeniero del Centro de Vuelo Espacial Goddard, al señalar que los recortes, la renuncia de personal clave y la falta de claridad presupuestaria dificultan el trabajo de la agencia.
Mientras Artemis avanza como prioridad nacional, el resto de los proyectos de la NASA quedan a merced del pulso político en Washington.



