EFE / El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo internacional dedicado a combatir el lavado de dinero y a la vigilancia y seguridad financiera, tendrá como presidenta a la mexicana Elisa de Anda Madrazo a partir de este lunes y durante los próximos dos años.

El Gobierno de México anunció este lunes mediante un comunicado la asunción del cargo por parte de Madrazo, quien se convertirá en la primera mujer en presidir el organismo desde su creación en 1989.

“Con esta posición, México busca seguir contribuyendo, desde el ámbito multilateral, a la seguridad de las naciones y sus economías; así como a la integridad del sistema financiero internacional, en línea con el mandato del GAFI”, reza el anuncio publicado conjuntamente por las secretarías de Hacienda y Exteriores.

Entre las prioridades de la nueva funcionaria durante el próximo bienio destacan la reducción del uso de dinero en efectivo, garantizar la entrega de informes de calidad y mejorar la cohesión de la red global del GAFI.

Otra tarea primordial será la instrumentación efectiva de los estándares del organismo en tres áreas clave: identificación de los verdaderos propietarios de entidades legales, evitar la financiación del terrorismo mediante activos virtuales, y fortalecer la capacidad de las autoridades nacionales para congelar y recuperar activos.

Prevenir y combatir el financiamiento a la proliferación de armas de destrucción masiva es la última de las directrices adoptadas por el GAFI en un pleno sostenido en Singapur el pasado 28 de junio.

Antes de su nombramiento, De Anda Madrazo se desempeñó en varios cargos en la organización, como vicepresidenta, jefa de la delegación mexicana, copresidenta del Grupo de Coordinación y Red Global, copresidenta del Grupo de Contacto sobre Membresía de Malasia y miembro del Grupo Directivo.

GAFI es un organismo internacional dedicado a establecer estándares internacionales, promover y evaluar la implementación de medidas legales, regulatorias y operativas para combatir el lavado de dinero, el financiamiento al terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva y otras amenazas relacionadas con la integridad del sistema financiero internacional.

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