La propuesta del gobierno surcoreano de extender la semana laboral a 69 horas ha desencadenado una fuerte resistencia por parte de las mujeres jóvenes que buscan desmantelar el sistema patriarcal que ha predominado en el país durante años.
La medida, sin precedentes y en contradicción con la tendencia internacional de reducir las semanas laborales a cuatro días para incrementar el tiempo libre de los trabajadores, ha generado un acalorado debate público en un país donde ya se trabaja 52 horas a la semana.
Las manifestaciones en rechazo a los planes laborales han sido tan intensas que la oficina del presidente Yoon Suk Yeol se vio obligada a reconsiderarlos. La secretaria de prensa Kim Eun-hye afirmó que el mandatario instó a sus ministros a “comunicarse mejor con el público, especialmente con la Generación Z y los millennials”.
A pesar de que la propuesta pretendía abordar la crisis de fertilidad en Corea del Sur, que tiene la tasa de natalidad más baja del mundo, grupos de mujeres argumentan que sin un cambio social, la nueva política perjudicaría a las madres trabajadoras. La sociedad surcoreana sigue siendo dominada por hombres, lo que implica que se espera que las mujeres asuman la responsabilidad del cuidado de los niños y las tareas del hogar.
La Asociación de Mujeres Coreanas Unidas advierte que la propuesta resultaría en que los hombres trabajarían largas horas pero estarían exentos de las responsabilidades de cuidado, mientras que las mujeres se verían obligadas a asumir el trabajo no remunerado de las labores domésticas.
A pesar de que la propuesta tenía como objetivo principal fomentar la acumulación de horas extras para que las trabajadoras pudieran disfrutar de tiempo libre en el futuro, las mujeres argumentan que no podrán beneficiarse de estos permisos debido a presiones internas en las empresas o la imposibilidad de asumir recortes salariales.
Chung Hyun-back, profesora emérita y ex ministra de Igualdad de Género y Familia, sostiene que el problema de la baja tasa de natalidad en Corea del Sur no es laboral, sino cultural. A pesar de los esfuerzos por aumentar la natalidad, las mujeres surcoreanas enfrentan una sociedad profundamente arraigada en la desigualdad de género.
Las mujeres surcoreanas, en respuesta a estas presiones, han iniciado una “huelga de nacimiento”, comprometiéndose a permanecer solteras y sin hijos para luchar contra la masculinidad tóxica que impera en el país. La diversidad de las manifestaciones feministas, desde el movimiento #MeToo hasta grupos más radicales como las “4B” (sin citas, sin sexo, sin matrimonio y sin crianza de hijos), refleja la complejidad de los desafíos que enfrentan las mujeres en Corea del Sur.
La baja tasa de natalidad en el país ha llevado a un declive demográfico, con más muertes que nacimientos desde 2020, casi una década antes de lo previsto. Los desafíos de conciliar el trabajo y la vida familiar, sumados a la falta de igualdad de género en el ámbito laboral, continúan siendo obstáculos significativos para las mujeres surcoreanas, que han dejado claro que no están dispuestas a aceptar más horas de trabajo sin un cambio sustancial en las normas sociales existentes.