Una startup japonesa buscar conquistar el mercado estadounidense de “frutas de lujo” con fresas, melones y naranjas que pueden costar 10 veces más que salir a cenar a un restaurante. Su cartera de productos incluye el famoso Crown Melon de Shizuoka, que se vende por US$ 128, y variedades de fresas con precios que oscilan entre los US$ 89 y US$ 238.

Por primera vez y gracias a Ikigai Fruits, un nuevo minorista online que conecta a los consumidores con un colectivo de pequeños agricultores japoneses, los estadounidenses ya no tendrán que volar a Japón para probar las frutas más caras y mimadas del mundo. “Solo un bocado e inmediatamente notarás la diferencia. Es una experiencia de degustación completamente nueva”, promete la web de Ikigai.

Empaquetadas en elegantes cajas con no más de 30 unidades por US$ 238, las fresas Kirameki -que significa “brillo” en japonés- son el artículo más caro en la tienda de Ikigai. Se trata de una variedad de fresa llamada Tochiotome, apreciada por su jugo y armoniosa mezcla de dulzura y acidez. Después de llegar a su destino deben ser colocadas en un frigorífico durante al menos 2 días antes de su consumo.

No es fruta, es “una obra de arte”
La compañía también vende otros formatos más pequeños por US$ 108, con 18 unidades de fresas rojas (Yotsuboshi) y fresas rosas (Awayuki). “Estas dos preciadas fresas son amadas por los mejores profesionales culinarios de todo el mundo por su experiencia de sabor excepcional”, dice.

Otra estrella de la marca es el Crown Melon de US$ 128, el melón de mayor calidad existente en la actualidad, cultivado únicamente en la región occidental de la prefectura de Shizuoka. Para recibir el sello de aprobación, los melones deben cumplir estrictos estándares de contenido de azúcar, sabor, madurez y apariencia. Según Ikigai, este nivel de calidad convierte a la fruta en “una obra de arte” y solo puede ser alcanzado por unos pocos agricultores experimentados.

Pagar casi US$ 130 por fruta podría parecer una locura para la mayoría de los estadounidenses, que gastan aproximadamente la misma cantidad al mes (US$ 166) por persona en cenar afuera, según una encuesta reciente de US Foods. Por lo general, el estadounidense promedio no gasta más de US$ 20 en una comida de restaurante.

¿Por qué son tan caras?
Pero dice Ikigai que hay más de una razón por la que sus frutas cuestan cientos de dólares: el sabor excepcional y la rareza son unas de ellas. Cada fruta debe cumplir estándares “increíblemente altos” para llegar al mercado, como el contenido de azúcar, forma, tamaño y textura. Para alcanzar esos estándares, sus agricultores emplean rigurosas medidas de control de calidad. “Solo lo mejor de lo mejor es seleccionado, razón por la cual estas frutas son tan raras y preciadas”.

Otra fuerte razón es el declive de la industria agrícola japonesa, que cada año ve más reducida su fuerza laboral debido al envejecimiento de la población y el desinterés de los jóvenes por el sector. En 2020, la industria estaba valorada en US$ 60.000 millones, pero en 2050 caerá a menos de la mitad, según un informe del Instituto de Investigación Mitsubishi, citado por Bloomberg la semana pasada.

“El consumo interno de fruta japonesa de lujo está disminuyendo, por lo que el gobierno japonés está estimulando las exportaciones”, dijo al medio Takahiro Hiraishi, un consultor alimentario que trabaja con las autoridades locales en productos nativos.

De trasfondo también está la fascinación y obsesión de los japoneses por alcanzar el cultivo perfecto, una extensión de la cultura shokunin, en la que los artesanos pasan la mayor parte de sus vidas dominando un oficio en particular. Los agricultores del Crown Melon, por ejemplo, entrenan durante dos años antes de volverse independientes y podan sus plantas para que cada una produzca un solo melón, en lugar de los ocho o más que habitualmente produce.

Asayama Haruyuki, director de Ikigai, dijo a Bloomberg que desde el punto de vista logístico ha sido un “gran desafío” enviar frutas tan delicadas y valiosas a Estados Unidos, sin que se vea comprometida su frescura. El producto se envasa en cajas individuales con bolsas de hielo y en aviones refrigerados destinados específicamente al transporte de fruta.

Por lo general, se necesitan de una a dos semanas para que las frutas lleguen desde la granja a manos de los consumidores en Estados Unidos.

Shares: