Por: Jorge Araujo

Querétaro, uno de los estados con mayor crecimiento económico y calidad de vida en México, enfrenta un reto crítico: la aceleración poblacional. En los últimos años, su capital y municipios aledaños han experimentado un aumento demográfico que ha comenzado a poner presión en la infraestructura y los servicios públicos, generando un problema que exige una respuesta urgente de las autoridades y una reflexión profunda sobre el modelo de desarrollo urbano.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre 2010 y 2020, la población del estado de Querétaro creció un 25%, pasando de 1.827 millones a 2.368 millones de habitantes. Este incremento representa una de las tasas de crecimiento más altas en el país, situando a Querétaro como uno de los principales receptores de migración interna, con personas provenientes de estados como Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato y Michoacán. Esta afluencia migratoria ha sido en parte resultado de la pujante industria manufacturera y el desarrollo del sector de servicios en el estado, que ofrece mejores oportunidades laborales y calidad de vida.

El crecimiento poblacional se ha traducido en un aumento exponencial del parque vehicular. El INEGI reporta que en la última década el número de automóviles registrados en Querétaro se duplicó, contribuyendo al agravamiento de la congestión vial. En 2020, se contabilizaron más de 750 mil vehículos particulares, lo que ha generado embotellamientos constantes en avenidas principales y un desgaste acelerado de la infraestructura vial. Los tiempos de traslado en la zona metropolitana han pasado de un promedio de 30 minutos en 2010 a más de 50 minutos en horas pico en 2023.

Déficit en Servicios Públicos

La presión demográfica también se refleja en la saturación de los servicios educativos y de salud. De acuerdo con el INEGI, el número de escuelas públicas y personal docente no ha crecido al mismo ritmo que la población estudiantil. En el ciclo escolar 2019-2020, las escuelas de educación básica en el estado registraron un aumento del 20% en la matrícula escolar, mientras que la infraestructura educativa solo creció un 10%, generando sobrepoblación en aulas y afectando la calidad del aprendizaje.

En el sector salud, el impacto es aún más visible. Los hospitales públicos de Querétaro, como el Hospital General, han registrado un incremento en la demanda de servicios médicos de un 18% entre 2015 y 2020, según datos del INEGI. Las largas filas y los tiempos de espera se han vuelto más frecuentes, poniendo a prueba la capacidad del sistema de salud para ofrecer una atención adecuada a la creciente población.

Sostenibilidad y Medio Ambiente

La urbanización descontrolada también está afectando los recursos naturales de la región. Querétaro ha perdido un porcentaje significativo de áreas verdes y terrenos agrícolas debido a la expansión urbana. Según datos del INEGI, el estado perdió el 12% de sus zonas agrícolas entre 2010 y 2020, lo que ha incrementado la presión sobre los recursos hídricos. Se estima que el 40% del agua utilizada en la zona metropolitana proviene de fuentes subterráneas que ya muestran signos de agotamiento, una situación que se agrava con el incremento en la demanda por parte de la nueva población.

Desafío Político y Urbano

A pesar de los esfuerzos del gobierno estatal para mejorar la infraestructura y los servicios, los datos muestran que las medidas adoptadas no son suficientes para enfrentar este desafío. El Plan Estatal de Desarrollo Urbano 2020-2035, por ejemplo, contempla la creación de nuevas vialidades y la expansión del transporte público, pero el crecimiento demográfico sigue superando las proyecciones iniciales. El INEGI advierte que, de no implementarse políticas más agresivas para controlar el crecimiento urbano y promover la sostenibilidad, Querétaro podría enfrentar una crisis de infraestructura y recursos en la próxima década.

El reto de la aceleración poblacional en Querétaro no es solo cómo manejar el crecimiento, sino cómo hacerlo de manera inteligente y sostenible. Con una tasa de crecimiento que ya supera el promedio nacional, la necesidad de soluciones integrales es más urgente que nunca para asegurar que el estado mantenga su atractivo sin sacrificar la calidad de vida que lo ha hecho un destino preferido para migrantes e inversionistas.

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