Por: Jorge Araujo

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El ambulantaje en el centro histórico de Querétaro ha sido un problema persistente a lo largo de la historia moderna de la ciudad. Como muchas otras ciudades mexicanas, Querétaro ha visto crecer su población y, con ello, su actividad económica informal. El ambulantaje en esta zona emblemática no solo refleja cuestiones de desigualdad económica, sino que también plantea desafíos significativos para la conservación del patrimonio histórico, el turismo y el orden urbano.

Contexto histórico y causas del ambulantaje

A partir de la segunda mitad del siglo XX, Querétaro experimentó un crecimiento urbano acelerado. El centro histórico, reconocido por su valor cultural y arquitectónico, es uno de los principales destinos turísticos del país, lo que lo convierte en un espacio atractivo para el comercio informal. Las restricciones en el acceso al empleo formal, sumadas al bajo crecimiento económico en algunas regiones del estado, han llevado a un aumento del número de personas que encuentran en el ambulantaje una forma de subsistencia.

Sin embargo, este fenómeno no solo está impulsado por necesidades económicas. También ha sido facilitado, en algunas ocasiones, por la falta de regulación estricta o su aplicación inconsistente. Los gobiernos locales, aunque han intentado implementar políticas de reordenamiento, se han enfrentado a la resistencia de grupos organizados de comerciantes ambulantes, quienes defienden su derecho a trabajar en el espacio público.

Impacto en el patrimonio y la vida urbana

El centro histórico de Querétaro fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1996, y desde entonces ha habido un mayor esfuerzo por conservar sus calles y monumentos. No obstante, la proliferación del ambulantaje ha afectado negativamente el entorno urbano. Los puestos ambulantes, a menudo improvisados, invaden espacios peatonales y obstruyen las vistas de edificaciones coloniales, lo que no solo afecta la experiencia de los turistas, sino también a los residentes locales.

Otro impacto considerable es el deterioro de la infraestructura. El tránsito constante de vendedores y compradores genera desechos, lo que incrementa la necesidad de mantener las calles limpias. Los espacios públicos diseñados para el esparcimiento o la convivencia ciudadana se ven frecuentemente ocupados por actividades comerciales que desvirtúan su función original.

Intentos de regulación y reubicación

Durante los últimos años, el gobierno municipal ha implementado diversos operativos para tratar de controlar el ambulantaje en el centro histórico. Sin embargo, estas medidas han generado tensiones. Algunos intentos han consistido en la reubicación de vendedores ambulantes a mercados formales en las periferias de la ciudad, pero la falta de clientes en estos espacios ha hecho que muchos vendedores prefieran regresar al centro.

El debate sobre el ambulantaje en Querétaro también pone en evidencia la falta de políticas públicas integrales que aborden la economía informal. Si bien los operativos de desalojo pueden mitigar el problema de forma temporal, la solución de fondo requiere generar alternativas de empleo formal y promover programas que faciliten la transición de estos comerciantes al mercado formal. Además, se debe garantizar que las nuevas generaciones de queretanos tengan acceso a oportunidades económicas más estables.

La preservación del centro histórico y el orden urbano en Querétaro depende de encontrar un equilibrio entre el respeto al patrimonio cultural y el derecho al trabajo. Para los vendedores ambulantes, el centro de la ciudad es una fuente de ingresos irremplazable, mientras que para las autoridades y muchos ciudadanos, la proliferación del ambulantaje representa una amenaza al orden y la imagen de la ciudad.

En los próximos años, será crucial que las autoridades municipales colaboren con organizaciones civiles, comerciantes formales e informales, y expertos en urbanismo para desarrollar soluciones que no solo protejan el centro histórico, sino que también ofrezcan opciones económicas viables para quienes dependen del comercio informal.

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