Dos exmonjas denunciaron el miércoles las violencias psicológicas y sexuales ejercidas por un influyente sacerdote y artista esloveno a inicios de la década de 1990, marcando una nueva etapa en el escándalo que ha sacudido al Vaticano.
El esloveno Marko Rupnik, un exjesuita de 69 años, ha sido acusado de abusar sexual y psicológicamente de al menos 20 mujeres durante casi 30 años en una comunidad religiosa de Liubliana, la capital de Eslovenia.
“Me llevaba a cines pornográficos para ayudarme a ‘crecer espiritualmente'”, apuntó Gloria Branciani, que fue miembro de esta comunidad hasta 1994, en una rueda de prensa en Roma.
“Decía que no crecería espiritualmente si no satisfacía sus necesidades sexuales”, relató, subrayando la manera en que sexualizaba los conceptos religiosos.
Interrogado por periodistas, el director del servicio de prensa de la Santa Sede declaró que el Vaticano reúne “todas las informaciones disponibles sobre el caso” Rupnik para “poder identificar los procedimientos que serán posible y útil de aplicar”.
Branciani indicó que será próximamente escuchada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, encargada del caso.
El padre Rupnik, cuyos mosaicos se exhiben en Lourdes, Fátima y Washington, invocaba por ejemplo a la Trinidad para obligar a las monjas a mantener relaciones sexuales con él en tríos, denunció.
Mirjam Kovac, por su parte, denunció que su “libertad personal estaba cada vez más restringida”. La exreligiosa afirma haber sido víctima de abusos psicológicos y decidió abandonar la comunidad en 1996.
“Éramos jóvenes pero nuestros ideales fueron explotados por abusos de conciencia, de poder, espirituales, físicos y a veces sexuales”, denunció Kovac.
La Compañía de Jesús, a la que pertenece el papa Francisco, expulsó a Marko Rupnik en junio de 2023.