Querétaro ha sido, en los últimos años, un ejemplo de crecimiento económico y desarrollo urbano en México. Sin embargo, este crecimiento ha traído consigo una serie de desafíos que, de no ser atendidos con prontitud, podrían comprometer la calidad de vida de sus habitantes. Uno de los más apremiantes es la necesidad de infraestructura pública que acompañe el ritmo acelerado de expansión.

El estado ha visto un aumento considerable en su población debido a la llegada de nuevas industrias y la migración de personas en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, la infraestructura vial, los sistemas de transporte público, la red de agua potable y drenaje, así como los espacios públicos, no han crecido al mismo ritmo. Esto ha provocado congestionamientos viales cada vez más frecuentes, problemas de abasto de agua y una presión constante sobre los servicios urbanos.

Uno de los ejemplos más claros es el tráfico en la zona metropolitana de Querétaro. A pesar de la ampliación de algunas vialidades, el flujo vehicular se ha vuelto caótico en horas pico. Se requieren soluciones como la construcción de pasos a desnivel, puentes y la mejora del transporte público para reducir la dependencia del automóvil.

Otro problema grave es el acceso al agua. En un estado con estrés hídrico, la infraestructura para el tratamiento y distribución del agua debe ser prioritaria. Sin inversión en nuevas plantas de tratamiento y sistemas de captación, la crisis del agua podría volverse insostenible.

Es crucial que el gobierno estatal y municipal destinen recursos suficientes para la construcción de obra pública bien planificada y con visión a largo plazo. No se trata solo de construir por construir, sino de desarrollar proyectos que realmente respondan a las necesidades de la población y contribuyan a un desarrollo urbano sostenible.

La ciudadanía también tiene un papel fundamental. La exigencia de transparencia en la adjudicación de contratos, la supervisión de la calidad de las obras y la participación en la toma de decisiones ayudarán a garantizar que las inversiones en infraestructura sean efectivas y no terminen en proyectos fallidos o inconclusos.

Querétaro necesita infraestructura acorde con su crecimiento, y el momento de actuar es ahora. No podemos permitir que el progreso se vea frenado por la falta de planificación y ejecución de obras estratégicas. Es hora de que las autoridades prioricen el bienestar de la ciudadanía sobre cualquier otro interés.

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