Reuters / El mayor crucero del mundo está listo para su viaje inaugural el sábado, pero los grupos ecologistas temen que este buque propulsado por gas natural licuado -y otros cruceros gigantes que le sigan- emita metano nocivo a la atmósfera.

El Icon of the Seas, de Royal Caribbean International, zarpará de Miami con capacidad para 8.000 pasajeros repartidos en 20 cubiertas, aprovechando la creciente popularidad de los cruceros.

El barco está construido para funcionar con gas natural licuado (GNL), que se quema de forma más limpia que el combustible marino tradicional, pero plantea mayores riesgos de emisiones de metano. Los grupos ecologistas afirman que las fugas de metano de los motores del barco suponen un riesgo inaceptable para el clima por sus efectos nocivos a corto plazo.

“Es un paso en la dirección equivocada”, afirmó Bryan Comer, director del Programa Marino del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), un grupo de reflexión sobre política medioambiental.

“Estimamos que el uso del GNL como combustible marino emite más de un 120% más de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida que el gasóleo marino”, afirmó.

En términos de calentamiento, el metano es 80 veces peor en 20 años que el dióxido de carbono, por lo que reducir esas emisiones es clave para frenar el calentamiento global.

Los cruceros como el Icon of the Seas utilizan motores de baja presión y doble combustible que dejan escapar metano a la atmósfera durante el proceso de combustión, según los expertos del sector. Hay otros dos motores utilizados en graneleros o portacontenedores que emiten menos metano, pero son demasiado altos para caber en un crucero.

El GNL emite menos gases de efecto invernadero que el fueloil de muy bajo contenido en azufre, que alimenta la mayor parte de la flota naviera mundial, según Steve Esau, director de operaciones de Sea-LNG, una organización de defensa del sector.

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