EFE / En el estado de Wisconsin, cuatro de las últimas seis carreras presidenciales se han decidido por menos de un punto porcentual. Unos 20.000 votos le hicieron ganar a Joe Biden en 2020, cifra similar que inclinó la balanza por Donald Trump en 2016, una diferencia tan estrecha que ha convertido al estado en un candente campo de batalla.
Por eso, no es de extrañar que el Partido Republicano haya elegido el estado norteño para celebrar su convención nacional, que arranca este lunes en la ciudad de Milwaukee y en la que el expresidente Trump (2017-2021) será encumbrado el jueves como el candidato republicano a las elecciones generales del próximo 5 de noviembre.
Ni tampoco sorprende que tanto Trump como Biden hayan visitado el estado varias veces en el último año. La última del presidente fue hace justo una semana, cuando participó en un mitin en Madison, la capital (y el gran feudo demócrata estatal), en el que reiteró el mensaje: no abandonará la campaña pese a las críticas.
La mala actuación de Biden en el primer debate presidencial celebrado el pasado 27 de junio ha puesto contra las cuerdas al mandatario, fuertemente cuestionado por sus deslices y su avanzada edad (81 años). Por ello los resultados en estados como Wisconsin (los conocidos como bisagra o morados, por lo reñido de la disputa) serán más importantes que nunca.
“Durante mucho tiempo, ha sido un estado extraordinariamente dividido y lo más fascinante es que si eliges cualquier comunidad ves que casi todas ellas han cambiado de tendencia en las últimas décadas, de republicanos a demócratas o al revés, pocos han permanecido estáticos”, cuenta a EFE John Johnson, investigador de la Universidad Marquette de Milwaukee.
Aunque los candidatos demócratas han sido los más votados en ocho de las últimas diez elecciones presidenciales, Donald Trump logró el hito de vencer en 2016, después de que ningún republicano hubiera ganado Wisconsin desde 1984.
En una encuesta publicada hace dos semanas (antes del debate) y elaborada por la Facultad de Derecho de la Universidad de Marquette, Biden y Trump estarían totalmente empatados con un 50 % entre los votantes registrados. Sin embargo, entre los votantes probables, Biden superaría a Trump por un punto.
¿Por qué suele registrarse siempre este margen tan ajustado? Según Johnson, la explicación se encuentra en que Wisconsin “tiene la mezcla perfecta de áreas rurales (más republicanas) y urbanas (más demócratas), suburbios y ciudades pequeñas, y son los factores demográficos los que conducen a que este estado esté tan dividido”, explica.
Con una población predominantemente blanca (el 78,6 %, frente al 6,3 % de afroamericanos y el 7,6 % de hispanos, según datos oficiales del censo), Wisconsin “tiene una inclinación mucho más demócrata de lo que su tipo de composición demográfica por sí sola haría sospechar”, señala el experto.
Eso se debe, añade, a que hay una historia de apoyo a los candidatos demócratas entre la clase trabajadora blanca, en gran medida sindicalizada, especialmente en el suroeste del estado, una tendencia que “se remonta a los inmigrantes escandinavos que se establecieron allí hace 100 años o más, quienes trajeron una especie de política socialdemócrata al estado”.
Según explica a EFE la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Wisconsin Milwaukee, Kathleen Dolan, este año hay que tener en cuenta una nueva ley que ha cambiado el mapa legislativo del estado y que fue aprobada después de que la Corte Suprema de Wisconsin dictaminara que la anterior distribución daba ventaja a los republicanos.
Esta norma afectará de facto a las elecciones legislativas estatales, pero también podría tener consecuencias en las presidenciales.
“Anteriormente, muchos de los distritos estaban tan fuertemente inclinados a favor de los republicanos que los candidatos demócratas ni siquiera se molestaban en presentarse, pero la nueva distribución hará que el Partido Demócrata presente candidatos en 97 de los 99 distritos” en los que se divide el estado de cara a las elecciones legislativas estatales, relata Dolan.
Entonces, añade, “es posible que en muchos de esos distritos donde no había un candidato demócrata local para el Senado estatal o la Asamblea estatal los votantes demócratas que antes no votaban se movilicen”, relata, y acaben acudiendo a las urnas a votar también a Biden.
Dolan no cree “que vaya a tener un impacto dramático”, pero en un estado en el que se espera “una elección muy reñida”, cada uno de los tres millones de votos posibles cuenta más que en ningún otro lugar.