Por Carlos Silva, La lengua de Dante
Apenas en la semana que recién termina, el gobierno federal dio inicio al registro para que los pequeñines mexicanos de entre 5 y 11 años tengan acceso a vacunarse contra el covid-19, lo que en otros países ha venido ocurriendo desde que las vacunas comenzaron a aplicarse, es decir, hace bastantes meses.
Desde el inicio de la pandemia, han sido varios los aspectos en los que el gobierno federal se vio terriblemente rebasado en su incapacidad para hacerle frente a la pandemia y el tema de las vacunas a los menores de 12 años es justamente uno más de esos aspectos.
Porque no se está aplicando una vacuna distinta o alguna que haya sido especialmente diseñada para su uso en menores de estas edades, simplemente el gobierno federal no pudo, o no quiso (lo que es igual de malo) aplicar dicha vacuna a los infantes en México a pesar de que está perfectamente demostrado que los menores han constituido un vector de contagio y que para ellos, su edad no representa ningún tipo de fortaleza adicional para superar sin mayores problemas las dolencias que se sobrevienen tras dicho contagio.
Hasta hace unos meses, la pandemia parecía estar pasando y el uso y manejo de las medidas preventivas parecía también venirse relajando, hasta que hace apenas un par de semanas los contagios se han venido incrementando de una manera lenta, pero sostenida, en lo que algunos dicen que se trata de una quinta ola y a partir de lo cual en diversos lugares se han venido reestableciendo algunas de las medidas para contener cualquier contagio a mayor escala.
Por ello no deja de ser bueno que los menores en nuestro país por fin tengan acceso a la vacuna Pfizer, exactamente la misma que se aplicó a diversos sectores de la población en nuestro país, justamente porque nunca estará de más ninguna medida que aporte algún tipo de cuidado para una población tan vulnerable como lo es la de nuestros pequeñines.
Sin diferencias de ningún tipo, incluyendo la de la edad, porque no había ninguna razón que sustentara la negativa del gobierno a aplicarles dicha vacuna, los menores en México tendrán acceso ahora a la vacuna y no solamente aquellos cuyos padres pudieron permitirse la posibilidad de llevarlos a vacunar al extranjero, en donde desde hace muchos meses era posible hacerlo, sino que podrán hacerlo absolutamente todos los menores de esta edad.
De los responsables de la vacunación, comenzando por el propio presidente y sus nefandos funcionarios en materia de salud no vale siquiera la pena hablar, el retraso con el que la vacunación a los infantes se ha dado es tan solo una muestra más de la tremenda incapacidad que como gobierno mostraron en el manejo de una pandemia que sobrepasó a los gobiernos más avanzados e incluso a aquellos con las inteligencias más claras, ante lo cual no quedaba más que encogerse de hombros ante las evidentes incapacidades de muchos de los funcionarios del gobierno mexicano que en su mejor faceta, solo han mostrado ser extraordinarios merolicos.
Algo que se mantiene sin explicación, es el hecho de que hasta ahora, para la población no ha sido posible poder optar entre las vacunas que oferta el sistema de salud público en México y las que debieran poder adquirirse en el mercado farmacéutico nacional privado y ello obedece a las restricciones que el gobierno federal mantiene vigentes para imposibilitar el acceso de todas las alternativas a las que pudieran tener acceso los mexicanos con cargo a sus bolsillos.
Hay que decirlo, invariablemente todas las vacunas del sector público son adquiridas y subvencionadas a partir de las aportaciones que todos los mexicanos hacemos a través de la vía del pago de nuestros impuestos, no obstante, como sucede con otro tipo de enfermedades en las que existe la posibilidad de adquirir vacunas en el sector privado, en el caso de la enfermedad que ha prolongado esta pandemia, esto simplemente sigue sin ser posible.
No es posible dejar de lado la oportunidad del manejo político que el gobierno federal se ha adjudicado a partir de que solamente este ámbito de gobierno es el que está en la posibilidad de poder adquirir y distribuir las vacunas, auxiliándose en todo caso, con el personal de salud en cada una de las entidades federativas exclusivamente en lo tocante a la aplicación de la vacuna, lo que le ha permitido mantener un manejo monopólico en torno al tema.
Por ahora, vale la pena hacer lo propio y llevar a los chiquitines para que les sea aplicado el biológico y cuenten también con el tipo de protección que esta vacuna les pueda proporcionar.
Ojalá que los contagios se sigan sucediendo en la paulatina forma y con una gravedad muy acotada de modo que haga parecer que se trata de una simple gripa, pero ante cualquier posibilidad desconocida, no está demás que sigamos manteniendo la guardia en alto para evitar cualquier situación de enfermedad que sobrepase las posibilidades en cada familia y aún las de todos aquellos gobiernos que durante el transcurso de la pandemia se han visto terriblemente rebasados. No vale la pena correr riesgos es y debiera de seguir siendo la premisa.
En esta ocasión no hay esfuerzo por parte del gobierno federal que se posible aplaudir, pero bien vale la pena que cada familia haga lo conducente y llevemos a los pequeñines a vacunarse, por ahora es lo menos que podemos hacer por todos ellos.