Donald Trump retiró su respaldo a la congresista Marjorie Taylor Greene y abrió un conflicto público directo con una de sus aliadas más leales desde 2021. El quiebre, incubado durante semanas, estalló mientras la publicación de documentos relacionados con Jeffrey Epstein vuelve a tensar al Partido Republicano.

Trump afirmó que Greene “se ha vuelto demasiado de izquierda” y la describió como “una lunática furiosa” a la que no piensa seguir tomando llamadas. Greene respondió que el expresidente intenta usarla como advertencia para impedir que más republicanos apoyen la votación para liberar los archivos de Epstein.

Greene sostiene que enfrenta una oleada de amenazas alimentadas por Trump. Asegura que firmas de seguridad privada la han alertado y acusa al expresidente de incitar el hostigamiento. Trump, por su parte, la ha criticado por cuestionar su atención a la política interna y por presionar a favor de transparencia sobre Epstein, tema que él califica como “engaño”.

El conflicto se amplía a la agenda política. Greene acusa a la Casa Blanca de descuidar la comunicación sobre asequibilidad y de ignorar a mujeres víctimas de abuso vinculadas al caso Epstein. Filtró capturas de mensajes enviados a Trump y a su asistente Natalie Harp, donde urgía a aprovechar los vínculos del caso para atacar al “estado profundo”.

Trump replicó que Greene ha “cambiado” políticamente y anticipó apoyo a un retador en su distrito de Georgia. Mientras tanto, más republicanos podrían desmarcarse del expresidente en la votación sobre los documentos del Departamento de Justicia relacionados con Epstein, profundizando la fractura interna.

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