Washington, D.C. — A menos de seis meses de haber regresado a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha vuelto a agitar la economía global. A partir del 7 de agosto, decenas de países enfrentarán aranceles significativamente más altos al exportar productos a Estados Unidos, en lo que analistas describen como la ofensiva comercial más agresiva desde la década de 1930.
Desde naciones pequeñas y empobrecidas como Laos y Argelia, hasta socios tradicionales como Canadá, Japón, Suiza y la Unión Europea, todos resultaron golpeados por la nueva política comercial de Trump, que se ampara en una ley de 1977 para declarar el déficit comercial como emergencia nacional y justificar así tarifas de hasta el 50%.
“En muchos aspectos, aquí todos son perdedores”, advirtió Barry Appleton, del Centro de Derecho Internacional de la Escuela de Derecho de Nueva York.
Trump decide, el mundo paga
Con aranceles “recíprocos” y “básicos” como estrategia, Trump busca presionar a otros países para renegociar acuerdos bajo condiciones favorables a Estados Unidos. El Reino Unido, por ejemplo, accedió a duplicar sus aranceles al 10%, pese a que históricamente ha tenido superávit con EE.UU. La Unión Europea y Japón cedieron también, aceptando tasas del 15% para evitar castigos aún mayores.
Pero los países que no negociaron, o que cayeron en la mira política del presidente, fueron duramente castigados. Brasil, por ejemplo, recibió un arancel del 50%, una aparente represalia por su trato al expresidente Jair Bolsonaro, aliado ideológico de Trump.
Canadá fue penalizada con un 35%, luego de que Ottawa declarara su intención de reconocer un Estado palestino, una decisión contraria a la política exterior de Trump, firme aliado del gobierno israelí.
Impacto interno: más caro vivir en EE.UU.
Pese al discurso nacionalista, los aranceles no los pagan otros países, sino los consumidores estadounidenses, advierten economistas. Empresas como Walmart, Nike, Mattel, Ford y Best Buy ya han trasladado los costos a los precios finales.
“Este es un impuesto al consumo que afecta desproporcionadamente a los hogares con menos ingresos”, explica Appleton. “Tus zapatillas, tu mochila, tu refrigerador y hasta tu consola de videojuegos subirán de precio, porque casi nada de eso se fabrica en EE.UU.”
El arancel promedio de Estados Unidos ha pasado del 2,5% a inicios de 2025 al 18,3%, el más alto desde 1934. Según la Universidad de Yale, esto representará 2.400 dólares adicionales al año para el hogar promedio.
Las cortes, último freno
La legalidad de los aranceles está siendo impugnada. En mayo, un tribunal de comercio especializado bloqueó la medida, aunque permitió que se mantuviera vigente mientras el caso se dirime en tribunales superiores. El fallo podría llegar hasta la Corte Suprema de EE.UU.
Si el veto judicial prospera, países como Brasil, Suiza o Taiwán podrían eventualmente salir “ganando” en esta guerra comercial. Pero por ahora, el análisis es unánime: el proteccionismo de Trump ha sacudido los cimientos del comercio global, afectando tanto a aliados como a su propio país.
Sube tu mochila. Sube tu consola. Sube tu refrigerador. Lo que no sube, es la promesa de que este modelo hará ganar a alguien más que a Trump.