La de Hoy Querétaro — La tensión entre Washington y Caracas se disparó después de que Donald Trump anunciara que el espacio aéreo “sobre y alrededor” de Venezuela quedará “cerrado por completo”. El mensaje, emitido en Truth Social, apareció mientras Estados Unidos mantiene desde hace semanas un despliegue militar en el Caribe, incluido su portaaviones más grande y miles de efectivos.

Trump carece de autoridad legal para cerrar el espacio aéreo venezolano, pero su aviso puede inhibir a aerolíneas internacionales. Caracas respondió con una condena inmediata y calificó el anuncio como una “amenaza colonialista” orientada a vulnerar su soberanía.

El movimiento amplifica la presión sobre Nicolás Maduro. Washington sostiene que su presencia militar busca frenar el tráfico de drogas; Caracas y diversos analistas ven un intento de provocar un cambio de gobierno. Desde septiembre, fuerzas navales estadounidenses han atacado embarcaciones acusadas de narcotráfico en el Caribe y el Pacífico, con más de 80 muertos. Organizaciones de derechos humanos alegan ejecuciones extrajudiciales.

El tráfico aéreo en Venezuela ya estaba fracturado. Una alerta de la FAA advirtió riesgos por el incremento de actividad militar en la región. Tras ello, Iberia, Air Europa, Avianca, Latam Colombia, TAP, Plus Ultra, Turkish Airlines y Gol suspendieron sus vuelos. El regulador venezolano amenazó con revocar derechos de tráfico si no reanudaban operaciones y terminó por cancelarlos. Los vuelos semanales cayeron casi 25%. Miles de pasajeros quedaron varados. Persisten rutas a México, Colombia, Panamá, Perú, Cuba y el Caribe; Conviasa mantiene enlaces con China y Rusia.

La presión coincide con señales contradictorias. Trump habló de iniciar detenciones “por tierra” contra presuntos narcotraficantes venezolanos. Días antes, según The New York Times, habría sostenido una llamada privada con Maduro para explorar un eventual encuentro. La conversación ocurrió antes de que el Departamento de Estado designara al mandatario venezolano como líder del Cártel de los Soles, catalogado ahora como “organización terrorista”.

Esa clasificación amplía facultades militares y policiales de EE.UU. para actuar contra instalaciones vinculadas al narcotráfico. Fuentes citadas por The New York Times señalan que, en caso de bombardeos, los primeros objetivos serían infraestructuras usadas por cárteles colombianos en territorio venezolano. También se evalúan instalaciones petroleras para golpear las fuentes de ingresos del gobierno de Maduro.

El resultado inmediato: un país más aislado, rutas aéreas desplomadas y un escenario de fuerza creciente en el Caribe.

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