Por Carlos Silva, La lengua de Dante.
No entiendo que es lo que no funciona, ni tampoco entiendo como es que un negocio que genera poco más de más de 22 millones de pesos diarios, es decir, algo así como 660 millones de pesos mensualmente y casi 8 mil millones de pesos al año no puede resultar y derivar en un servicio eficiente, de calidad y que tenga satisfechos a sus usuarios. Para cualquiera, un negocio que deje al menos el 10% de ganancias, es decir, 792 millones de pesos al año, pinta para ser un negocio redondo, sin embargo, en Querétaro ocurre algo diferente.
No hay duda alguna de que el tema del transporte, es uno de los dos que mayormente se encuentran instalados en el colectivo, en el sentir diario de la gente de a pie, de esa que usa el transporte público como la alternativa más viable para procurarse una movilidad adecuada, muy acorde a las condiciones de los nuevos tiempos.
De quince años a la fecha, el transporte público en Querétaro, ha venido sufriendo un deterioro que en el pasado 2015 llevó a que el partido gobernante del entonces gobernador José Calzada, perdiera las elecciones tras un retorno que la propia gente le había permitido al PRI. Las condiciones de deterioro que obraron en perjuicio del PRI y lo llevaron a perder la gubernatura, representaron al mismo tiempo, la oportunidad para el empoderamiento de una nueva generación de panistas, encabezados por el hoy gobernador Francisco Domínguez.
A nadie escapa el hecho de que el mejoramiento de las condiciones e transporte e incluso, algo más allá, la oferta de transporte público gratuito para los estudiantes, adultos mayores y personas con discapacidad, fueron un tema clave en las aspiraciones del hoy gobernador Domínguez, al punto de haberlo llevado a ganar, pues mientras que hubo votantes molestos que dejaron de votar por el PRI, el manejo político tuvo una doble significancia al haber votado esos electores, por las propuestas de Domínguez en torno al tema.
Sin embargo y a pesar de las ofertas y promesas de campaña, las cosas no han cambiado, al menos no para bien, pues es el caso de que los usuarios siguen sumamente molestos e insatisfechos y a ello agreguese la molestia de aquellos que esperaban el cumplimiento de una promesa de campaña que si bien es cierto no habían pedido, Domínguez, siendo candidato y al candor de la campaña, se aventó el compromiso de un transporte gratuito para aquellos segmentos de la población identificados como vulnerables.
El tema insisto, dista mucho de estar resuelto, nadie puede soslayar los intentos y los avances que las autoridades pueden señalar, sin embargo, mientras al gobierno del priísta José Calzada la segunda mitad de su sexenio no le alcanzó para resolverlo, al actual gobierno, habiendo transcurrido cuatro años, el tiempo parece tambien no alcanzarle y los esfuerzos parecen, insuficientes.
El transporte público es un tema que atañe al gobierno, pero implica a otros universos, al de empresarios por ejemplo, a los concesionarios y ex concesionarios, a chóferes, rutas, gasolineros, esquemas mantenimiento, a los negocios adyacentes y lo más importante, a los más afectados, los usuarios, pero, aunque no se crea, abarca temas como el de los no menos famosos checadores. No obstante todo lo anterior, es evidente que el tema del transporte, es un negociazo, un gran, gran negocio, pero que, no obstante, sigue sin ser funcional, sigue, sin resolver el tema de fondo y con todo esto ¿Quienes son entonces los únicos que ganan en el tema del transporte en Querétaro? Porque es claro que la gente no es la beneficiada.
La gente ya probó una y otra de las entonces principales alternativas políticas en la entidad, una de ellas, ya probó no haber podido resolver el tema satisfactoriamente, reprobó el examen y los ciudadanos les dieron las gracias en las urnas; la otra, permanece en el esfuerzo, pero sin resultados notables, el tiempo corre y les opera en contra a quienes actualmente gobiernan, quizá por ello valga la pena que reflexionen acerca de ¿Quién dice que la gente no puede moverse a probar alguna otra alternativa?