Una startup californiana, Reflect Orbital, ha generado debate internacional con su propuesta de colocar en órbita satélites espejados capaces de reflejar la luz solar hacia la Tierra tras el atardecer, con el objetivo de extender la generación de energía solar durante la noche.

El primer prototipo, denominado EARENDIL-1, contará con un espejo de 18 metros por lado y podría lanzarse en abril de 2026, tras obtener autorización de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). La empresa planea desplegar una constelación de hasta 4,000 satélites para 2030, orbitando a unos 625 kilómetros de altitud.

Según Reflect Orbital, el proyecto permitiría alimentar granjas fotovoltaicas, sistemas de emergencia e incluso alumbrado urbano mediante la luz solar reflejada. Sin embargo, la comunidad científica ha advertido graves riesgos técnicos y ambientales.

Dudas sobre viabilidad y riesgos ambientales

El astrónomo Michael Brown, de la Universidad Monash, estima que un solo satélite de 54 metros reflejaría una luz 15,000 veces más tenue que el sol del mediodía, por lo que serían necesarios al menos 3,000 satélites enfocando la misma zona para lograr apenas el 20 % de la intensidad solar. Además, cada satélite solo podría iluminar un punto específico por 3.5 minutos antes de salir de posición.

Expertos también alertan sobre graves impactos para la astronomía y la vida silvestre. Los reflejos podrían desorientar aves migratorias, alterar ciclos biológicos y generar haces visibles “cuatro veces más brillantes que la luna llena”, según el especialista John Barentine, de Dark Sky Consulting.

El astrónomo Aaron Boley, de la Universidad de Columbia Británica, acusó a la empresa de “malentendidos básicos o tergiversaciones deliberadas” sobre la naturaleza de la contaminación lumínica, mientras que David Smith, de BugLife, advirtió que alterar el ciclo día-noche “afecta la base misma de los ecosistemas”.

Antecedentes y panorama incierto

La idea de reflejar luz solar desde el espacio no es nueva. En 1993, Rusia probó el Znamya 2, un espejo de 25 metros que reflejó un punto luminoso visible antes de desintegrarse sobre Canadá. Ningún intento posterior ha prosperado por su baja viabilidad técnica y alto costo.

Reflect Orbital asegura que su tecnología será “breve, predecible y selectiva”, evitando afectar observatorios astronómicos y compartiendo las trayectorias de sus satélites.

Aun así, especialistas consideran que una constelación de miles o cientos de miles de espejos orbitales podría ser devastadora para la astronomía y el equilibrio ambiental, además de representar un reto regulatorio y financiero sin precedentes.

Por ahora, el debate continúa entre quienes ven en esta iniciativa un posible avance energético y quienes la consideran una amenaza para el cielo nocturno y la ciencia.

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