La grave sequía que azota a Querétaro ha dejado en una situación crítica a las siete principales presas de la región, las cuales se encuentran a tan solo un 4.8 por ciento de su capacidad total. Una de las presas más afectadas es la Constitución de 1917, también conocida como Acapulquito, que solía ser un punto turístico importante y un motor económico para la comunidad de La Llave, en el municipio de San Juan del Río.

Esta situación ha impactado directamente en las actividades de los habitantes locales, como los pescadores que han tenido que abandonar sus lanchas ante la disminución drástica en la cantidad de peces capturados. Antes, solían obtener alrededor de 13 kilos de pescado diariamente, pero ahora apenas alcanzan los cinco kilos. Además, los restaurantes y palapas que solían recibir numerosos visitantes en sus días de mayor afluencia turística han visto reducida su clientela, lo que afecta aún más la economía local.

Personas como Severiano Tovar, quien solía ofrecer paseos a caballo a los turistas, también se han visto afectadas por la falta de visitantes. Las autoridades estatales se enfrentan al desafío de abastecer de agua a la zona metropolitana, dado que el Acueducto II, diseñado para suministrar agua durante 50 años, está al borde del agotamiento debido al constante aumento en la población, que recibe a diario a 118 nuevos residentes.

Ante esta situación, se ha implementado el programa “Sistema Batán, Agua para Todos”, en colaboración con el gobierno federal, que tiene como objetivo proporcionar agua a través del reciclaje a tres municipios donde reside el 70 por ciento de la población de Querétaro. Sin embargo, este programa conlleva un costo considerable de cuatro mil millones de pesos.

Además del abastecimiento de agua, se están buscando soluciones innovadoras para mitigar los efectos de la sequía, como el proyecto “Presas Bajo Tierra”, liderado por el investigador Miguel Álvarez. Este proyecto, único en el país, utiliza agua existente y se espera que proporcione agua a las comunidades durante hasta 80 años. Actualmente, ya se han instalado estas “presas bajo tierra” en tres localidades de Querétaro, incluyendo Charape de los Pelones, El Pilón en Peñamiller y Carrizalillo en Tolimán.

A pesar de los esfuerzos por encontrar soluciones alternativas, la preocupación persiste ya que presas como La Llave se encuentran completamente secas debido a la falta de lluvia. Sin embargo, se mantiene la esperanza de que pronto se puedan implementar medidas efectivas para evitar mayores consecuencias negativas en los diversos sectores afectados por la sequía en Querétaro.

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