Los retrasos en el programa de vacunación contra la covid-19 en Australia, país que confió en una férrea estrategia de confinamientos, le costó al país unos 31.000 millones de dólares australianos (unos 20.350 millones de dólares estadounidenses o 18.820 millones de euros), apunta este martes una investigación independiente.

“La adquisición de vacunas en Australia se retrasó y limitó en un principio. Esto significó que, mientras que otros países tuvieron un problema de demanda, Australia tuvo un problema de suministro en varias etapas del despliegue”, explica el informe final a la respuesta gubernamental a la pandemia de la covid-19 publicado hoy.

El informe, reclamado por el primer ministro australiano, el laborista Anthony Albanese, añade que la demora en la adquisición y la distribución de las vacunas prolongaron aún más las estrictas medidas restrictivas implementadas por la crisis sanitaria.

Durante el inicio de la pandemia, el entonces gobierno conversador encabezado por el primer ministro Scott Morrison ordenó en marzo de 2020 el confinamiento estricto de los casi 25 millones de habitantes del país oceánico, que duró varias semanas, y el cierre completo de fronteras internacionales.

Tras esta respuesta inicial, la nación oceánica implementó hasta casi finales de 2021 una estrategia de cero contagios de covid, mediante la cual aplicó confinamientos selectivos en ciudades y regiones cuando se detectaba un puñado de infectados.

La ciudad de Melbourne, con cinco millones de habitantes la segunda ciudad más grande de Australia, fue la urbe del mundo que más días pasó bajo una estricta cuarentena al acumular 263 días aislados al sumar los seis diferentes periodos en los que se implementó la medida.

En febrero de 2022, cuando Australia ya había inoculado dos dosis de la vacuna a un 95 % de su población mayor de 16 años, el país reabrió sus fronteras.

Esto “supuso que nuestra reapertura escalonada se produjera meses más tarde de lo que hubiera sido posible”, lo que se tradujo en “un coste económico directo estimado en 31.000 millones de dólares” australianos, agregó el documento.

La investigación, presidida por la experta en políticas públicas Robyn Kruk, remarcó que el gobierno pudo haber gestionado mejor su estímulo financiero para proteger al país del colapso económico.

Así como criticó la falta de transparencia respecto a las medidas contra la pandemia, cuando el propio Morrison asumió de manera temporal varias carteras ministeriales sin avisar a los ciudadanos y Parlamento.

“La confianza también se ha erosionado, y es poco probable que muchas de las medidas adoptadas durante covid-19 vuelvan a ser aceptadas por la población”, apuntó el documento de más de 750 folios.

El reporte incluye 26 recomendaciones para mejorar la preparación y respuesta de Australia a futuras pandemias, entre ellas la creación de un Centro para el Control de Enfermedades, para el cual el Gobierno ha destinado una partida de 251 millones de dólares australianos (164,7 millones de dólares estadounidense o 152,4 millones de euros).

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