Un reporte de The New York Times reveló que en 2019, durante el primer mandato de Donald Trump, comandos de la Marina estadounidense intentaron instalar un dispositivo electrónico para interceptar las comunicaciones del líder norcoreano Kim Jong-un. La operación fracasó y terminó con la muerte de civiles norcoreanos desarmados.

La misión, aprobada directamente por Trump según el diario, se desarrolló en medio de las negociaciones nucleares de alto nivel entre Washington y Pyongyang. La Casa Blanca y el Pentágono declinaron comentar, mientras que CNN señaló que también solicitó postura al Comando de Operaciones Especiales de EE.UU. y a la misión norcoreana en la ONU.

Consultado por periodistas en la Oficina Oval este viernes, Trump aseguró desconocer la operación.

“No sé nada al respecto. Podría averiguar, pero no sé nada sobre eso. Lo estoy escuchando ahora por primera vez”, dijo.

Cómo se planeó la misión

De acuerdo con el informe, el Escuadrón Rojo del Equipo Seis de los SEALs ensayó durante meses el operativo, que incluía el ingreso de un submarino nuclear en aguas norcoreanas. Desde allí, minisubmarinos transportarían a los comandos hasta la costa para colocar el dispositivo de espionaje.

El SEAL Team Six, unidad creada en 1980, es conocida por operaciones de alto riesgo como la que dio muerte a Osama bin Laden en 2011.

Durante la misión, un barco norcoreano se acercó a la zona. Se cree que transportaba a dos o tres civiles dedicados a recolectar mariscos. Los comandos estadounidenses abrieron fuego y los mataron. El Times indica que la Casa Blanca no notificó al Congreso sobre el incidente.

Contexto de las relaciones entre Trump y Kim

Las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte alcanzaron su punto crítico en 2017, cuando Trump advirtió a Pyongyang con “fuego y furia como el mundo nunca ha visto”. Posteriormente, ambos líderes intercambiaron elogios y cartas, protagonizando cumbres inéditas en 2018 y 2019, aunque sin compromisos claros de desnuclearización.

En 2019, Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones en pisar territorio norcoreano, al cruzar brevemente la frontera y estrechar la mano de Kim.

La administración Biden adoptó después una estrategia distinta, basada en coordinación con Corea del Sur y en presiones graduales para reducir el arsenal nuclear de Pyongyang.

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