En 2023, Querétaro se posicionó como la tercera entidad con mayor incidencia delictiva en establecimientos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La tasa de delitos registrados en el estado fue de 3,462 por cada 10 mil unidades económicas, solo por detrás de Sonora (3,728) y Aguascalientes (3,638). En contraste, las tasas más bajas se registraron en Tamaulipas (1,756), Oaxaca (1,810) y Guerrero (1,825).

Delitos predominantes

Los delitos más frecuentes en Querétaro fueron la extorsión, seguida del robo o asalto de mercancía, dinero, insumos y bienes, una tendencia que coincide con el panorama nacional, donde estos delitos representan el 58.8% de los ocurridos contra las unidades económicas.

El impacto económico del delito también fue significativo: en Querétaro, el costo promedio por unidad económica alcanzó los 69,919 pesos, superando el promedio nacional de 54,451 pesos. Esto refleja un mayor impacto financiero sobre las empresas locales en comparación con otras entidades del país.

Percepción de inseguridad

La percepción de inseguridad entre los negocios en Querétaro también experimentó un incremento. En 2023, el 44.3% de las unidades económicas consideraron que la entidad era insegura, un aumento respecto al 41% reportado en 2022. Este indicador evidencia un deterioro en la percepción de seguridad por parte del sector empresarial.

Panorama nacional de la victimización empresarial

A nivel nacional, en 2023 se registraron 2.9 millones de delitos que afectaron a 1.3 millones de establecimientos, lo que representa el 27.2% de las unidades económicas del país. La tasa de concentración fue de 2.2 delitos por unidad económica víctima.

Entre los sectores más afectados, el comercio lideró con una victimización del 31.5%, seguido de las industrias manufactureras con un 21.6% y el sector servicios con un 24.2%.

Estos datos subrayan los desafíos que enfrenta Querétaro en términos de seguridad para el sector empresarial, destacando la necesidad de estrategias integrales que combatan la incidencia delictiva y reduzcan su impacto económico. A su vez, es fundamental trabajar en mejorar la percepción de seguridad para fomentar un entorno más favorable para el desarrollo económico en la región.

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