El rey Carlos III retiró oficialmente todos los títulos, honores y privilegios a su hermano Andrés, marcando el final de su posición dentro de la realeza británica. El antiguo duque de York será conocido únicamente como Andrés Mountbatten-Windsor, tras una decisión que también incluye su desalojo de la residencia real Royal Lodge, en Windsor.
El anuncio del Palacio de Buckingham, realizado la noche del jueves, representa la culminación de años de controversia por los vínculos de Andrés con Jeffrey Epstein, el magnate condenado por abuso sexual y tráfico de menores. Al día siguiente, su nombre fue eliminado del registro oficial de la nobleza, formalizando su exclusión.
Según fuentes cercanas al Palacio, Andrés deberá entregar el contrato de arrendamiento de Royal Lodge, una mansión de 30 habitaciones que ocupaba desde 2003 por concesión de la reina Isabel II. Se espera que sea trasladado a una vivienda dentro de la propiedad privada del rey en Sandringham, Norfolk, donde la familia real pasa las festividades de fin de año.
A pesar de perder sus títulos y su residencia principal, recibirá un ingreso discrecional de su hermano el rey, aunque sin detalles públicos sobre el monto. Su única fuente de ingresos oficial sigue siendo una pensión naval de 20.000 libras anuales, correspondiente a su servicio militar entre 1979 y 2001.
Andrés permanece octavo en la línea de sucesión al trono, ya que su exclusión formal requeriría una reforma legal que debe ser aprobada por todos los países de la Mancomunidad. Mientras tanto, su exesposa Sarah Ferguson también deberá abandonar Royal Lodge, y sus hijas, Beatriz y Eugenia, conservarán sus títulos por derecho de nacimiento.
El caso de Andrés continúa bajo escrutinio. El grupo Republic, que promueve la abolición de la monarquía, anunció que avanzará con una acusación privada por delitos sexuales y mala conducta pública relacionados con las denuncias de Virginia Giuffre, quien afirmó haber sido abusada por Andrés cuando era menor de edad. Aunque el príncipe negó las acusaciones, pagó una compensación millonaria en 2022 para cerrar la demanda civil.
Giuffre se suicidó en abril, y su familia celebró la decisión del rey como un acto de justicia simbólica. Sin embargo, la medida no ha calmado la indignación pública: una encuesta de YouGov reveló que el 91 % de los británicos mantiene una opinión negativa de Andrés, reflejo de una percepción que, pese a las sanciones reales, sigue exigiendo una rendición de cuentas real y proporcional.






