Un descubrimiento fortuito en la comunidad de Chilacachapa, al norte de Guerrero, el 8 de octubre de 2024, reveló restos óseos fosilizados de un gonfoterio, especie extinta del género Cuvieronius, pariente cercano del elefante, que se desarrolló durante el Pleistoceno, hace más de 16,000 años. La recuperación del material paleontológico estuvo a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de su representación estatal.

Los elementos fósiles corresponden a un solo individuo y constan de dos fragmentos de defensa (colmillos), cinco de costillas, uno de carilla articular de escápula (omóplato), una cabeza de fémur y su epífisis distal, así como una epífisis distal de tibia. Asimismo, se recuperaron dos huesos del metatarso y varios fragmentos, menores a 10 centímetros, que aún no se identifican.

El Comité Coadyuvante Unión de Campesinos para el resguardo y conservación de la Zona Arqueológica Chilacachapa, localidad ubicada en el municipio de Cuetzala del Progreso, custodia el bien patrimonial.

Con el fin de informar sobre el hallazgo y su importancia, el INAH brindó una charla informativa, el 11 de junio de 2025, a alumnas y alumnos de nivel básico y medio superior de la comunidad, acerca de la relevancia del mismo y la existencia de vestigios de megafauna en Guerrero.

Se presentó un mapa con las posibles ubicaciones de estos animales extintos, cuyos restos “se han encontrado, sobre todo, en la sierra que atraviesa el río Balsas”, sostuvo el investigador del Centro INAH estatal, Jorge Cervantes Martínez, encargado del proyecto junto al arqueólogo adscrito al mismo centro de trabajo, Antonio Hermosillo Worley.

Anotó que se exhibieron los cuatro huesos de mayor tamaño y se ahondó en los diferentes vestigios que se han encontrado en la región. “Su presencia brinda indicios de la ubicación de dicha especie en lo que hoy es territorio guerrerense, además de que es la primera evidencia física que tenemos en la zona”, destacó el también antropólogo físico.

Añadió que esta especie es nativa del continente americano, por lo que se tiene la teoría de que este territorio formó parte de un corredor que conectaba con lo que hoy es Sudamérica.

Cervantes Martínez recordó que los elementos óseos se encontraron a tres metros de profundidad, en una fosa séptica de 3.50 metros cuadrados, por lo que no se realizó una excavación arqueológica en el lugar y, por lo tanto, se desconocen las características específicas del contexto, como son la capa estratigráfica y la disposición de los huesos.

Sobre el estado de conservación, los investigadores determinaron que, a pesar de estar fragmentados y con altos niveles de humedad, se encuentran en buena condición, lo que sugiere la probabilidad de la existencia de más elementos en los alrededores, por lo cual han solicitado un proyecto de salvamento arqueológico en el predio contiguo.

Los fragmentos de los huesos se limpiaron, estabilizaron y consolidaron, posteriormente fueron embalados en cajas, excepto cuatro de ellos que se exhiben en una vitrina.

No se han realizado estudios para su fechamiento, sin embargo, se tiene la hipótesis de que podrían tener una antigüedad de entre 2.5 millones y 10,000 años, debido a que coincide con características de otro hallazgo en el municipio de Zapotitlán Tablas, que lo asocia con dicha temporalidad.

El informe se entregó al Consejo de Paleontología del INAH, presidido por el investigador Eduardo Corona Martínez, quien asesoró respecto al tipo de especie. Además, se registró mediante la cédula correspondiente.

La citada actividad de de divulgación se realizó en la cancha de usos múltiples de la localidad, con la presencia del titular del Centro INAH Guerrero, Héctor Romeo Torres Calderón; el presidente municipal de Cuetzala del Progreso, José Luis Aparicio Villanueva; la comisaria de Chilacachapa, Miriam Estrada Ferrer; los regidores de Desarrollo Urbano y Obras Públicas y de Desarrollo Rural, Armando Segura del Pilar y Vania Caren Baiza Aparicio, respectivamente; la directora de Asuntos Indígenas, Celina Jaqueline Ríos Estrada, y los integrantes del comité coadyuvante, Yolanda Segura Calixto y Gabriel Nájera Miranda.

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