El polvo de silicato procedente del asteroide que impactó en la Tierra hace 66 millones de años oscureció el cielo durante 15 años y llevó a la extinción de los dinosaurios y de tres cuartas partes de la vida en el planeta, reveló un estudio publicado este lunes.
Las conclusiones de la investigación, publicada en la revista Nature Geoscience, refrenda una hipótesis anterior que indicaba que el invierno provocado por el impacto del asteroide Chicxulub fue fruto del polvo que se levantó a causa del choque.
Las teorías más recientes aseguraban en cambio que el azufre que se liberó tras el impacto — o el hollín de los grandes incendios que provocó — impidió que la luz del sol llegara al planeta y sumió al mundo en un largo invierno.
El estudio publicado este lunes sugiere que finísimos polvos de silicato, procedentes de la roca pulverizada, habrían permanecido en la atmósfera durante 15 años. La falta de luz habría provocado un descenso de las temperaturas medias hasta en 15 ºC.
En los años 1980, los científicos Luis y Walter Álvarez, padre e hijo, sugirieron que la desaparición de los dinosaurios fue provocada por un cambio de clima tras el impacto de un asteroide, que cubrió el mundo de polvo.
Pero su hipótesis fue cuestionada hasta que, una década más tarde, se descubrió el enorme cráter causado por Chicxulub en la actual península de Yucatán, en el Golfo de México.
La teoría que sugiere que el azufre, más que el polvo, cambió el clima del planeta, ganó terreno porque se pensaba que este tipo de polvo no tenía el tamaño adecuado “para permanecer en la atmósfera”, explicó a AFP Ozgur Karatekin, investigador del Observatorio Real de Bélgica y coautor del estudio.
Un equipo internacional de investigadores pudo sin embargo identificar partículas de polvo procedentes del impacto del asteroide en el yacimiento fósil de Tanis, en el estado de Dakota del Norte, en Estados Unidos. Estas partículas medían entre 0,8 y 8 micrómetros.
Al introducir sus datos en modelos climáticos similares a los que se usan hoy en día, los científicos determinaron que el polvo había desempeñado un papel mucho más importante en la extinción de la vida del que se pensaba.
Las simulaciones revelaron que de toda la materia proyectada en la atmósfera, un 75% se constituía de polvo; un 24%, de azufre y el resto, de hollín.
Las partículas de polvo “impidieron completamente la fotosíntesis” en las plantas durante al menos un año, lo que provocó un “colapso catastrófico” de la vida, concluyó Karatekin.