Paraguay le asestó un duro golpe a Uruguay, en un partido en el que ambas selecciones se jugaban mucho. Si bien sus ubicaciones entre las diez selecciones marcan que ambos terminarán en el Mundial 2026, ponían sobre la mesa dos aspectos en base al resultado: quién pasaría a trabajar más relajado para cerrar la clasificación el martes, pero también quién se imponía en un duelo donde sobra el orgullo guerrero. Todo eso se lo quedó el conjunto de Gustavo Alfaro, que mantiene su invicto: en un discreto y por momentos soporífero desarrollo, le alcanzó el tempranero cabezazo de Matías Galarza y el penal de Julio Enciso para imponerse 2 a 0 Marcelo Bielsa pisa cada vez más inestable sobre la cuerda floja.
Más allá de que en la previa la tabla de posiciones los ubicaba a ambos con comodidad entre los clasificados e igualdad de unidades (21), el seleccionado comandado por Alfaro arrastraba una sensación muy dispar con respecto a la de Marcelo Bielsa. Ser medidos con el mismo corte, asimismo, hacía más justa la afirmación: así como los paraguayos no conocieron la derrota en los últimos ocho compromisos, acaso lo que llevaba el ciclo todavía invicto del rafaelino, los charrúas habían salido exitosos en apenas uno de esa misma cantidad.
Además de las actualidades, que hubiera bancos albicelestes hacía más ancho el lote de “partidazo”. Uno de esos en los que se aprietan los dientes con una fuerza mayor a la habitual. Quizás, este jueves el esfuerzo debía ser más grande con respecto a los realizados cuando enfrente están Argentina y Brasil, ya que el ADN natural de quien estaba del otro lado, más allá del conductor de turno, coinciden mucho.
Lo reflejó el público local en la salida de los equipos, con un mosaico que armó la frase “Somos la garra guaraní”, distanciándose de la frase que patentaron los orientales. Lo evidenció también el primer minuto de juego, con dos infracciones y una pelota que rechazó Manuel Ugarte con una pierna en alto que coqueteó con golpear la cabeza de Miguel Almirón. Así se comenzó a jugar el cotejo en el estadio Defensores del Chaco.
Por supuesto que la fórmula de Bielsa no es la misma que la de Alfaro y así intentó plasmarlo su equipo en ese tramo inicial. Juego prolijo y dominante pese a sus múltiples bajas (el volante Federico Valverde y el arquero Sergio Rochet, lesionados; Rodrigo Bentancur y Darwin Núñez, suspendidos, entre otros), pero sin la profundidad óptima como para romper el orden rojiblanco: sin la posesión, más allá de los gestos de inconformismo del extécnico de Boca, Paraguay no pasó sobresaltos en todo el primer capítulo.
Se acomodó tras ese efímero rato “Celeste” y empezó a jugar a lo que pondera. El revoltoso Almirón comenzó a engañar con su gen impredecible sobre el costado derecho y, en efecto, a encender la alarma de los uruguayos. Sin embargo, el anfitrión no precisó demasiado tiempo ni herramientas muy rebuscadas como para forzar el error. A los 11 minutos, Almirón había desequilibrado y rematado centrado a las manos de Santiago Mele, pero apenas un minuto después el propio exarquero de Unión falló el cálculo de un centro desviado que cayó en picada y sólo llegó a tocar el cuerpo de un Matías Galarza que cabeceó cómodo al arco semivacío.