Un estudio publicado en PLOS One utilizó fotogrametría para generar el primer modelo 3D de alta resolución de la cantera de moái en Rano Raraku, Isla de Pascua. El análisis identificó 426 estatuas en distintas etapas de elaboración, 341 trincheras de extracción y 133 huecos de donde las figuras fueron removidas. También se registraron cinco puntos de anclaje usados para desplazar las piezas por las pendientes.
La evidencia señala que la producción de los moái se realizó en zonas independientes. El equipo detectó 30 áreas de trabajo con variaciones técnicas en extracción y acabado. El patrón indica manufactura descentralizada operada por clanes, no por una autoridad unificada. La hipótesis sostiene que toda la cadena productiva —talla inicial, modelado y detalles finales— se ejecutaba dentro de cada zona, sin traslado entre talleres.
El modelo también confirmó la existencia de Te Tokanga, estatua inacabada de 21 metros y unas 270 toneladas, que habría sido la mayor si se hubiera completado. El estudio plantea que la competencia entre comunidades llevó a intentar figuras cada vez más grandes, en algunos casos más allá de los límites de transporte.
La cantera no se abandonó por colapso interno. Los investigadores afirman que las interrupciones en la producción están asociadas a la llegada europea y su impacto epidemiológico. Análisis previos señalan que la elaboración de moái persistió hasta ese momento.
Especialistas externos consideraron innovador el uso de fotogrametría, aunque plantearon que la conclusión sobre descentralización requiere más evidencia. La descripción de estructuras habitacionales cercanas podría sugerir jerarquías no abordadas en el estudio.
Los resultados se suman a investigaciones que cuestionan la narrativa de colapso ecológico y liderazgo centralizado. El patrón observado presenta a Rapa Nui como una sociedad organizada en clanes autónomos, capaz de sostener producción monumental sin una autoridad central que condujera a la isla hacia un fracaso sistémico.






