El resplandor de rayos gamma que emana del centro de la Vía Láctea, detectado en 2008 por el telescopio Fermi de la NASA, ha desconcertado a los astrónomos durante más de una década. La causa del fenómeno ha dividido a la comunidad científica entre dos teorías principales: la emisión de púlsares o la aniquilación de partículas de materia oscura.
Nuevas simulaciones con supercomputadoras, dirigidas por el físico Joseph Silk de la Universidad Johns Hopkins y publicadas en Physical Review Letters, demuestran que las colisiones de materia oscura también podrían generar un brillo con forma de bulbo, similar al observado en los datos del Fermi. Esto contradice los modelos previos que asumían una distribución esférica de materia oscura.
El estudio reconstruyó la distribución galáctica y halló que la zona central de materia oscura adopta una forma aplanada, coincidente con el bulbo estelar. Este resultado devuelve plausibilidad a la teoría de las WIMP, partículas hipotéticas que podrían producir rayos gamma al aniquilarse.
La posible confirmación de esta hipótesis podría llegar con el futuro Observatorio del Conjunto de Telescopios Cherenkov, que comenzará operaciones en 2027 y permitirá distinguir si el resplandor proviene de púlsares o de materia oscura.
Aunque no representa evidencia definitiva, el hallazgo reabre la posibilidad de que la materia oscura sea la fuente del resplandor. Para los científicos, resolver este misterio significaría avanzar hacia la comprensión de uno de los elementos más enigmáticos y dominantes del universo.




