El embajador de Japón en México, Noriteru Fukushima, se despidió recientemente con un emotivo video que recorrió las redes sociales. En él, agradeció el cálido recibimiento y la enriquecedora estancia que tuvo en el país durante sus tres años de gestión. Su partida deja una huella significativa, no solo en el ámbito diplomático, sino también en el corazón de los mexicanos.

Un diplomático con raíces mexicanas
Aunque Fukushima es embajador de Japón, sus lazos con México van más allá de lo profesional. Nació en la Ciudad de México en 1958, aunque creció en Tokio, donde estudió Derecho en la Universidad de Kioto. Su trayectoria diplomática abarca países como Italia, España, Argentina y Brasil, pero regresar al lugar donde nació como representante de su país fue una experiencia única para él.

Durante su gestión, Fukushima no solo fortaleció las relaciones bilaterales entre México y Japón, sino que también se convirtió en un puente cultural, mostrando las similitudes y el respeto mutuo entre ambas naciones.

Un embajador querido en redes sociales
Fukushima supo aprovechar las plataformas digitales para conectar con las personas. Desde Instagram hasta Twitter, compartió anécdotas de su vida en México, promovió la cultura japonesa y celebró las tradiciones mexicanas con entusiasmo genuino.

Uno de sus momentos más icónicos fue cuando, tras “sacar al niño” en la rosca de reyes, repartió tortas de tamal en honor al Día de la Candelaria, generando una ola de simpatía en redes. Además, no faltaron las publicaciones sobre los platillos que degustaba, desde tacos hasta esquites, reflejando su curiosidad y aprecio por la gastronomía mexicana.

Un legado de amistad
En su video de despedida, grabado en el Museo Nacional de Antropología, uno de sus lugares favoritos, Fukushima expresó:
“Mi corazón siempre está en México, México siempre tiene un lugar importante en mi mente y en mi cuerpo.”

Durante su gestión, no solo representó los intereses de Japón, sino que también construyó un vínculo personal con México, reconociendo la riqueza cultural, histórica y humana del país.

Fukushima aseguró que las relaciones entre ambas naciones seguirán siendo sólidas con su sucesor, gracias al cariño y esfuerzo compartido por ambas partes.

Una gestión inolvidable
Noriteru Fukushima no solo será recordado como un embajador, sino como un amigo de México. Su cercanía, humildad y disposición para celebrar las tradiciones mexicanas lo convirtieron en una figura querida, capaz de trascender las formalidades diplomáticas y conectar con la gente común.

Aunque su estancia llega a su fin, su legado de amistad y cooperación perdurará, recordándonos que los lazos culturales y humanos son el verdadero motor de las relaciones internacionales.

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