El secretario general precisó desde un primer momento que su llamamiento a formar una fuerza para Haití necesitaría el respaldo del Consejo de Seguridad para tener legitimidad internacional, pero descartó que fuera una misión de interposición o de cascos azules al uso, dada la trágica experiencia que dejó la última misión de ese tipo.

En 2017, la MINUSTAH retiró su misión de interposición en Haití tras 13 años y en medio de un gran escándalo al demostrarse que sus miembros fueron responsables de un vertido de aguas que ocasionó un brote de cólera que mató a más de 7.000 haitianos.

Aquello, sumado a las acusaciones de abusos sexuales, dejó la imagen de la ONU seriamente tocada durante mucho tiempo, por lo que se descartaba de plano el despliegue de una misión similar.

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