Luego de sufrir aplastantes derrotas en el “supermartes” de las primarias de Estados Unidos, Nikki Haley anunció finalmente el punto final de su campaña por la Casa Blanca, un paso al costado que despejó el camino de Donald Trump hacia una nueva candidatura presidencial por el Partido Republicano.

Haley, exembajadora ante las Naciones Unidas de Trump y exgobernadora de Carolina del Sur, anunció su decisión en un muy breve discurso en Charleston, Carolina del Sur, su estado natal. Haley felicitó a Trump, pero a diferencia del resto de sus rivales en la interna republicana, se abrió de la c con un tono desafiante, sin darle su respaldo.

“Nunca sigan simplemente a la multitud, siempre tomen sus propias decisiones”, dijo Haley, citando a Margaret Tatcher. “Ahora le corresponde a Donald Trump ganarse los votos de aquellos en nuestro partido y afuera que no lo apoyaron”, desafió.

Sin posibilidad alguna de pelear por la presidencia este año, Haley aceptó la realidad de las urnas: el Partido Republicano ha dejado de ser el partido de Abraham Lincoln y Ronald Reagan, y se ha convertido en el partido de Donald Trump y su movimiento “Make America Great Again”.

Apenas terminó el discurso de Haley, Biden y Trump fueron en busca de sus votantes con tonos antagónicos.

“Donald Trump dejó claro que no quiere seguidores de Nikki Haley. Quiero ser claro: hay un lugar para ellos en mi campaña”, dijo Biden en un comunicado difundido por su campaña.

“Sé que hay muchas cosas en las que no estaremos de acuerdo. Pero en las cuestiones fundamentales de preservar la democracia estadounidense, defensor el Estado de derecho, tratarnos unos a otros con decencia, dignidad y respeto, preservar la OTAN y enfrentar a los adversarios de Estados Unidos, espero y creo que podamos encontrar puntos en común”, indicó el mandatario.

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