«La violación es un crimen. Pero cortejar de forma insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista», escribieron un centenar de intérpretes -entre ellas Deneuve-, escritoras, investigadoras y periodistas.
En el extranjero esta postura también fue largamente comentada y denunciada. «Deneuve y otras mujeres francesas explican al mundo cómo la interiorización de su misoginia les ha lobotomizado hasta un punto de no retorno», tuiteó la actriz italiana Asia Argento, que fue una de las primeras en acusar de agresión sexual a Harvey Weinstein.
La exministra francesa de Derechos de las Mujeres Laurence Rossignol calificó por su lado la tribuna de «bofetada contra todas las mujeres que denuncian la depredación sexual».
Una contratribuna publicada por un grupo de feministas denunció por su parte el «desprecio» a las víctimas de violencia sexual.
Muchos internautas criticaron la tribuna, en particular el fragmento en que se invoca el derecho de una mujer a «velar por que su salario sea igual al de un hombre, pero a no sentirse traumatizada por siempre jamás por un hombre que se frota contra ella en el metro».
«Catherine Deneuve quizás tendría una opinión muy diferente sobre el acoso si no fuera una mujer blanca extraordinariamente bella y muy rica que vive en una burbuja de privilegios. Y un poco de empatía», tuiteó Colleen Doran, caricaturista en el New York Times.