La británica Jane Goodall, considerada la mayor referente mundial en el estudio de los chimpancés y una de las voces más influyentes en la defensa ambiental, falleció a los 91 años por causas naturales en California, mientras realizaba una gira de conferencias en Estados Unidos.

El Instituto Jane Goodall, fundado por la propia científica en 1977, confirmó la noticia este miércoles y destacó sus aportes como etóloga y su incansable activismo en favor de la vida silvestre.

“Algunos podemos decir ‘Bonjour’, otros ‘Guten Morgen’, pero yo puedo decir ‘¡Hoo-hoo-hoo-hoo-hoo-hoo-hoo! Eso es ‘buenos días’ en chimpancé’”, expresó en un último video difundido antes de su muerte, reflejo de su humor y su pasión por los grandes simios.

Nombrada Mensajera de la Paz por la ONU en 2002, Goodall transformó la forma de entender a los chimpancés al demostrar que utilizan herramientas, sienten emociones y pueden expresar conductas complejas. Su descubrimiento, a inicios de los años sesenta en Tanzania, cambió el paradigma científico sobre la relación entre humanos y primates.

“Fue capaz de compartir los frutos de su investigación con todos, especialmente con los más jóvenes, y cambiar nuestra perspectiva sobre los grandes simios”, subrayó Audrey Azoulay, directora de la Unesco.

La noticia generó reacciones inmediatas en el mundo del ambientalismo. La actriz y activista Jane Fonda expresó estar “desconsolada” por la pérdida y aseguró que “la mejor manera de honrar su vida es tratar a la tierra y a todos sus seres como a nuestra familia, con amor y respeto”.

Desde su infancia en Londres, marcada por un chimpancé de peluche que conservó hasta el final, Goodall soñó con vivir en África y trabajar con animales. Ese anhelo la llevó a colaborar con el paleontólogo Louis Leakey, quien la envió a Tanzania para estudiar a los chimpancés en libertad, convirtiéndola en pionera de una generación de mujeres que revolucionaron la primatología.

Su legado no se limita a la investigación científica. En 1991 creó Roots & Shoots, un programa educativo ambiental para jóvenes que hoy opera en más de 60 países. También se convirtió en una activista global contra la deforestación, la caza furtiva y la explotación de primates en laboratorios.

A lo largo de su vida escribió decenas de libros, protagonizó documentales y fue reconocida con múltiples honores, como la Medalla Presidencial de la Libertad en Estados Unidos. Incluso fue inmortalizada en juguetes como una figura de Lego y una muñeca Barbie.

“El tiempo de las palabras y las falsas promesas se ha acabado si queremos salvar el planeta”, dijo en una entrevista reciente. Su mensaje, hasta el final, fue claro: cada persona tiene un papel que desempeñar y cada decisión cotidiana impacta en el futuro de la Tierra.

Jane Goodall deja un legado científico y humano que trasciende generaciones, y un llamado urgente a proteger la vida en todas sus formas.

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