La Laguna de Tres Palos, ubicada en la zona Diamante de Acapulco, enfrenta desde hace semanas una mortandad de más de una decena de especies acuáticas, lo que ha devastado la economía de más de 7 mil 500 familias directamente afectadas y de otras 15 mil de forma indirecta.

Pescadores y acuicultores locales denunciaron que la muerte de peces como robalo, pargo, lisa, camarón, tilapia, carpa y cuatete se debe a contaminación y descargas residuales. Señalaron que han perdido tanto la producción en jaulas de engorda como las especies que ingresaban de manera natural por las aperturas de ríos y lagunas.

Uno de los afectados, Óscar de Jesús Fernández, con tres décadas dedicado a la pesca y acuicultura, aseguró haber perdido cerca de 1.5 millones de pesos en los últimos tres años:

“No fui el único que perdió, mis compañeros invirtieron más que yo y también lo han perdido todo”.

Otro pescador, Gustavo Cruz Nava, relató que desde hace semanas notaron que el pescado tenía olor a combustible, lo que los obligó a dejar de consumirlo y comercializarlo. Ahora, dijo, deberá buscar empleo como albañil o en cualquier oficio disponible.

Respuesta oficial

En contraste, autoridades ambientales atribuyeron el fenómeno a las altas temperaturas del agua, que alcanzaron los 34 °C, por encima del rango tolerable de las especies (28 a 30 °C). Esto habría reducido drásticamente los niveles de oxígeno disuelto, especialmente en zonas como Plan de los Amates.

Sin embargo, investigaciones previas ya habían advertido que la laguna sufre un severo proceso de eutrofización, pérdida de manglares, contaminación con metales pesados como plomo y cadmio, así como descargas residuales sin tratamiento. Desde 2008 se documentó que la urbanización desordenada y los desarrollos inmobiliarios ponían en riesgo el equilibrio ecológico del sistema.

Demandas

Los pescadores exigen la intervención urgente de biólogos, ecólogos y autoridades ambientales para evaluar el ecosistema, restaurar manglares, fortalecer el tratamiento de aguas residuales y regular los desarrollos urbanos en la zona.

“La laguna está enferma y nadie la quiere curar”, advirtieron los afectados.

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