Business Insider / Miguel de Lara comenzó a practicar la natación cuando era pequeño, como parte de un tratamiento médico para tratar el asma que le diagnosticaron. El nacido en Torreón, Coahuila, terminó enamorándose de lo que involucra nadar y la competitividad, y escogió este deporte de alto rendimiento como su carrera profesional.
“Si entrenas mejoras y no hay engaños. No puedes engañarte ni a ti mismo. Eso me encantó”, dijo en entrevista con Business Insider México. “Entre los ocho y nueve años decidí que ya no quería faltar. Soñaba con eventualmente poder dedicarme a hacer esto. Desde entonces, la meta ha sido los Juegos Olímpicos”.
El mexicano de 29 años alcanzará esta meta el próximo año en París, ya que en abril consiguió la marca para poder participar en la justa olímpica durante el Selectivo Nacional que se realizó en el Centro Acuático Olímpico Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
“Fue muy emocionante”, recordó. “Fue la última prueba del selectivo único. Yo quería hacer algo especial: romper la marca de los 2:10. Yo no sabía cuál era la marca para ir a los Juegos Olímpicos”.
Miguel de Lara marcó un tiempo de 2:09.60 en los 200 metros de pecho, ocho centésimas por debajo de la mínima olímpica que estableció la Federación Internacional para París 2024.
Sin embargo, el lagunero no lo sabía, hasta que sus amigos le dieron la noticia. Su incredulidad fue tan grande, que incluso pidió que le enseñaran la tabla con los tiempos.
“Yo tomé la decisión de no aprenderme cuál era la marca que tenía que dar y solo enfocarme en nadar lo más rápido posible. Creo que fue una muy buena decisión”, reconoció.
“Después de eso, (hubo) mucha felicidad con mi familia por el hecho de que 20 años de trabajo dieran frutos. Hasta ese momento, fue el mejor de mi carrera, pero no planeo que sea el mejor”.
La gloria panamericana y el alto pandémico
La carrera de Miguel de Lara ha estado lleno de momentos de resiliencia. Por ejemplo, en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 ganó la medalla de bronce en los 200 metros de pecho, un hito que no conseguía un mexicano en 12 años.
Y aunque fue “muy especial”, el lagunero relata la anécdota como “la medalla que no debió suceder”, ya que en ese momento enfrentaba obstáculos personales y con su equipo que produjeron mucho estrés.
“Fueron tantas dificultades y tantos baches que no debió suceder, pero hicimos que sucediera”, reconoció.
Sin embargo, tras lograr la gloria panamericana, Miguel de Lara enfrentó el reto más grande de su carrera deportiva un año más tarde por la pandemia del covid-19.
Los confinamientos y los paros de actividades para evitar la propagación del virus provocaron que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se pospusieran un año. Para el nadador, significó perder la oportunidad de representar a nuestro país en la justa veraniega.
“(Tuve) que replantearme a mí mismo y preguntarme si en verdad quería llegar a donde quería, porque ahora requería empezar desde cero”, dijo. “Después de tres meses sin nadar y haber perdido la forma, fue un desafío muy grande”.
De acuerdo con el nadador, este momento también lo llevó a encontrarse a sí mismo y darse cuenta que el trabajo que ha hecho durante décadas no se puede borrar tan fácilmente.
“Ahora me doy cuenta que por más forma que pierda, no estoy empezando desde cero porque todos los años que he dado y he entrenado son experiencia”, explicó. “Me ayudan a saber qué es lo que debo hacer, cómo lo debo hacer”.
“Me demostré a mí mismo que todos esos años de trabajo no han sido en vano. No he entrenado a lo tonto. Sé perfectamente dónde estoy y hasta dónde puedo llegar”.
La preparación de un nadador de alto rendimiento
Conseguir un boleto para competir en los Juegos Olímpicos no es algo que se obtiene de la nada. Hay mucho trabajo detrás, y para Miguel de Lara ha significado sesiones dobles de entrenamiento los lunes, miércoles y viernes; mientras que los martes, jueves y sábados tiene una sola sesión.
A esto hay que sumarle ir al gimnasio seis días de la semana y sesiones de recuperación adicionales en casa, que incluyen estiramientos y/o meditación.
“Descanso tanto como puedo. Se dice que los nadadores de alto rendimiento tenemos que dormir como mínimo ocho horas y media, más media hora extra por cada dos horas de entrenamiento”, explicó a Business Insider México. “Hay días en los que tengo que dormir nueve horas y media, más o menos, entre siestas y horas en la noche”.
El lagunero actualmente es entrenado por Sergio López Miró –exnadador español que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 en 200 metros de pecho–; y Albert Subirats, quien fue el primer venezolano en ganar una medalla en un Mundial de Natación.
El mexicano asegura que trabajar con ellos no solo lo ayudan a prepararse físicamente para sus pruebas, sino también mentalmente, aspecto que ha trabajado durante años con psicólogos.
“Acercarme a (López Miro) y escuchar lo que tiene que decir es importantísimo para mí porque ya ha pasado por este proceso, cosa que no cualquiera”, afirmó el lagunero.
“Como atleta de alto rendimiento aprendes a verte a ti mismo de manera objetiva. Saber qué es lo que está pasando, encontrar los errores en lo que estás haciendo y tratar de mejorar antes de la competencia”.
Como parte del cuidado de su salud mental, Miguel de Lara aprovecha su tiempo libre para estar tranquilo, visualizar la prueba, mentalizarse y poner su mente en sintonía para lograr lo que quiere.
También tiene claro que lo mejor que puede hacer antes de una competencia es estar tranquilo, porque “el trabajo ya se hizo”.
“Yo le digo a mis compañeros que una semana antes de competir, incluso dos semanas antes, ya no hay nada que puedas hacer para ser más rápido, además de descansar y estar tranquilo para que tu cuerpo se pueda recuperar”, dijo.
“El trabajo ya está hecho y hay que confiar en el trabajo que hiciste, en el de tu entrenador y tu preparador físico”.
El costo de ser un nadador de alto rendimiento
Ser un nadador de alto rendimiento que aspira llegar a unos Juegos Olímpicos es caro. En 2021, antes de que iniciara Tokio 2020, The Wall Street Journal informó que los aspirantes a competir en el evento junto al equipo de Estados Unidos pueden gastar hasta 40,000 dólares al año.
Miguel de Lara no brindó a Business Insider México una cifra específica de cuánto cuesta su carrera como nadador profesional. Sin embargo, afirmó que “sí es muy costoso”, especialmente porque él vive y entrena en Virginia para recibir el apoyo que necesita.
“Las rentas son más caras. Comer como lo tengo que hacer por mi entrenamiento es muy costoso”, reconoció.
“Los viajes, las competencias, el equipo y la fisioterapia. En Estados Unidos, un masaje de descarga de una hora —que un nadador de alto nivel debería tomar tal vez dos veces a la semana— allá cuesta 100 dólares la sesión”, dijo.
“Es muy muy caro, pero desde que soy pequeño he aprendido a utilizar al máximo los recursos que tengo y a ignorar partes que me hacen falta para llegar con confianza y dar lo mejor de mí en cada competencia”.
El nadador también reiteró que “los mexicanos no tienen los recursos que hay en otros países, pero tenemos garra, ganas y muchas virtudes”.
Este escenario se complicó para los atletas de nuestro país en 2020, cuando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador desapareció 109 fondos y fideicomisos públicos sin estructura orgánica.
Esto incluyó al Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar), que hasta 2018 apoyó a apoyó a 299 atletas del deporte convencional, 21 del deportes adaptado, 700 del deporte nacional, 100 medallistas olímpicos y 81 paralímpicos.
“Nos bajaron la beca de 20,000 a 6,000 pesos mensuales, que es un golpe muy, muy, muy duro”, afirmó el nadador.
Afortunadamente, al igual que otros atletas, Miguel de Lara encontró la respuesta a este problema en la iniciativa privada, quien está apostando por el desarrollo del talento deportivo mexicano a través de patrocinios.
En el caso del nadador lagunero, uno de sus apoyos más importantes es Margarina Primavera, que se sumó a su proyecto después de dar la marca olímpica y cubrirá todos sus gastos hasta París 2024.
Tener más nadadores mexicanos en los Juegos Olímpicos
A lo largo de la historia, México solamente ha ganado dos medallas olímpicas en natación: la de oro de Felipe “Tibio” Muñoz en los 200 de pecho y la de bronce de María Teresa Ramírez en los 800 metros libres. Ambas en los Juegos Olímpicos de 1968.
Desde entonces, la participación de nadadores mexicanos en los Juegos Olímpicos ha sido constante. Sin embargo, en las dos últimas justas veraniegas, la cifra se ha reducido (tres en Río 2016 y cuatro en Tokio 2020).
Para tener más nadadores de alto rendimiento que alcancen este nivel de competencia, Miguel de Lara cree que la respuesta que todos piensan es “tener más apoyo”.
“Pero eso no va a suceder, o si sucede, tardará muchos años”, afirmó. “Creo que lo más importante es demostrarle a los chavos mexicanos que la carrera de un nadador es longeva. Yo crecí escuchando que si no hiciste algo a tus 22 o 23 años, tu carrera acabó y ya no hay motivos para seguir”.
Como ejemplo, el mexicano puso a Brasil, que en Tokio 2020 consiguió tres medallas en natación. Dos de ellas las consiguieron atletas que rondaban los treinta años: Bruno Fratus que alcanzó el bronce a los 31 años y Ana Marcela Cunha el oro a los 29.
“¿Cómo podemos exigir o poner en la cabeza de los jóvenes que tienen que que dar resultados a los 22 o 23 años cuando Brasil nos está dando el ejemplo de que necesitamos mantener a nuestros nadadores entrenando y buscando ese sueño lo más posible”, dijo.
“Si podemos elevar el promedio de edad de los nadadores mexicanos, estoy seguro de que empezaremos a obtener grandes resultados a nivel mundial”.
Con 29 años, Miguel de Lara es hasta el momento el único mexicano que ha clasificado a París 2024 en natación, según TUDN. No obstante, él también destacó el trabajo de sus compatriotas Melissa Rodríguez y María José Mata Cocco, quienes tienen su misma edad.
“Somos la primera generación que está poniendo el ejemplo a los más jóvenes de que podemos seguir nadando hasta estas edades”, afirmó.
“Estoy seguro de que empezaremos a apostar por un proyecto a más largo plazo en la carrera de los nadadores y que busca que puedan seguir sus carreras. Que no se vean forzados a retirarse tan jóvenes”, agregó.
Miguel de Lara competirá en unos Juegos Panamericanos y un Mundial de Natación antes de París 2024
Aunque ya tiene su boleto para los Juegos Olímpicos 2024, la vida de Miguel de Lara realmente no ha cambiado.
“De eso se trata. Si cambiara, probablemente mis resultados empezarían a cambiar y no de una manera positiva”, reconoció a Business Insider México. “Llegué hasta donde estoy en este momento mejorando, y para mejorar día con día necesité de una dieta muy estricta, al igual que una rutina de entrenamiento y de descanso”.
“Para seguir mejorando y conseguir lo que quiero lograr, no debo cambiar nada. Debo seguir con la misma mentalidad en este proyecto”.
El lagunero recibió una beca de la Alianza Francesa para estudiar francés, ya que otra de sus metas es poder comunicarse en dicho idioma durante el evento.
Deportivamente, el atleta tiene dos competencias de alto nivel en las que participará antes de París 2024: los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, que serán a finales de octubre, y el Mundial de Natación, que se disputará en Qatar en febrero.
“Es un tiempo muy corto de entrenamiento. El hecho de que la pandemia nos haya obligado a meter tantos eventos el mismo año dificulta mucho la preparación, pero vamos a llegar en buena forma, a competir a dar un buen papel y a poner a México en alto”, dijo.
Miguel de Lara también quiere disfrutar de la competencia. Para él, nadar es como una terapia en la que no piensa en nada.
“Es como una meditación. Estoy concentrado en cómo se mueve mi cuerpo, cómo se siente el agua y como me siento yo”, compartió.
Además, disfruta de conocer a otros compañeros y competidores. A sus colegas los describe como “personas muy interesantes y únicas”.
“Encuentras compañeros muy valiosos. Es competitividad sana y amistades que duran para toda la vida”, finalizó.