México se prepara para dar un salto decisivo en biotecnología reproductiva. Tras el nacimiento, hace apenas ocho meses, del primer borrego clonado del país, científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) avanzan hacia la clonación de caballos y toros, y hacia técnicas que podrían contribuir al rescate de especies en peligro de extinción.
El hito nacional —logrado mediante transferencia de núcleos de células somáticas— marca un antes y un después para la investigación científica hecha desde una universidad pública. José Ernesto Hernández Pichardo, líder del proyecto en la UAM Xochimilco, vio nacer el 1 de marzo a la primera oveja clonada viva en México, resultado de casi 14 años de trabajo para perfeccionar esta tecnología.
“Nos hace sentir muy orgullosos. Se han clonado animales en muchos países, pero en América Latina somos apenas el sexto”, señaló el investigador al recordar que en 2026 se cumplirán 30 años de la histórica clonación de Dolly en Escocia.
El avance fue posible gracias a la colaboración con la Universidad de Chapingo, institución que realizó la implantación embrionaria; mientras que la UAM aportó su experiencia en producción embrionaria, fertilización in vitro y biobancos celulares, técnicas que desarrollan desde inicios de los años 2000.
Actualmente, seis nuevas borregas han llegado a la UAM para experimentar con un método más avanzado: la inyección directa de embriones sin incubadora, una micromanipulación que permitiría mayor eficiencia.
El equipo de investigación explora varias líneas. José Luis Rodríguez, doctorando en Ciencias Biológicas y de la Salud, trabaja con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), con el objetivo de preservar material genético valioso, ya sea de ganado productivo o incluso de mascotas.
El siguiente paso es ambicioso: aplicar el mismo procedimiento del borrego en equinos y bovinos. “Es lo mismo: tomar una muestra de piel, obtener ovocitos, retirar el ADN, insertar la célula somática, activar y reprogramar el núcleo para que el embrión se desarrolle”, explicó Hernández Pichardo.
Además de la reproducción animal, el proyecto abre la puerta al rescate de especies en riesgo. Boris Ramos Serrano busca “revivir” a un ejemplar equino a partir de semen conservado hace muchos años; mientras que Sarahí Hernández Martínez estudia el uso de células mesenquimales para aumentar la eficiencia del proceso.
La bióloga recuerda que en 2015 participó en la patente del primer embrión clonado de borrego cimarrón, pero que la burocracia impidió su transferencia a un organismo vivo, un ejemplo de los obstáculos que aún enfrenta la ciencia nacional.
Los investigadores subrayan que la tecnología también permitiría el desarrollo de biofármacos, la edición génica y la creación de bancos celulares de animales, algo inexistente en México, así como la necesidad de una legislación específica para la clonación.
Pese a las limitaciones económicas y técnicas, coinciden en que este avance marca un capítulo clave para la biotecnología mexicana, y apenas es el comienzo.




