Lo que alguna vez fue un referente mundial en inteligencia artificial hoy atraviesa turbulencias. Meta, la empresa matriz de Facebook, ha visto escapar a decenas de investigadores clave que terminaron fundando startups como Perplexity, Mistral, Fireworks AI y World Labs, o se sumaron a rivales como OpenAI, Anthropic, Google y Microsoft.

Pese a las ofertas millonarias de Mark Zuckerberg —que en algunos casos superan los mil millones de dólares en paquetes salariales—, la compañía enfrenta dificultades para retener talento. Según datos de SignalFire, Meta tiene una tasa de retención del 64%, por debajo de DeepMind (78%), OpenAI (67%) y Anthropic (80%).

Exinvestigadores describen una cultura interna caótica: proyectos desorganizados, equipos que se reestructuran cada pocas semanas y presión por lanzar productos sin dirección clara. El lanzamiento del modelo Llama 4 en abril fue calificado como un fracaso, con críticas por su bajo nivel de razonamiento y sospechas de manipulación en los resultados de referencia.

Aun con fichajes recientes como Alexandr Wang (Scale AI) y Daniel Gross (Safe Superintelligence), y la creación de un nuevo laboratorio enfocado en “superinteligencia”, persisten las dudas sobre el futuro de Meta en la IA. Mientras Zuckerberg apuesta a los cheques gigantes, competidores como OpenAI y Anthropic aseguran que “los misioneros vencerán a los mercenarios” en la carrera por la próxima generación de inteligencia artificial.

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