La cirugía duró más de ocho horas.
El paciente es un joven de 21 años que sufrió un accidente a inicios de año cuando reparaba una banda transportadora de fertilizante.
Actualmente se encuentra estable y continúa su tratamiento médico.
En estado de choque, pérdida sanguínea y en un período de ventana más largo de lo habitual, Alan ingresó al quirófano del servicio de Urgencias del Hospital General de Zona (HGZ) No. 16, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), tras haber sufrido un accidente que le provocó el desprendimiento parcial de su brazo derecho.
Los médicos de guardia lo estabilizaron y, en una cirugía que duró más de ocho horas, retiraron un tramo de vena de su pierna izquierda y la conectaron desde la arteria subclavia (que sale de la clavícula) hasta la humeral (del hombro) para dar irrigación; gracias a ello, el joven paciente de 21 años conserva su extremidad y aún tiene vitalidad. El nombre del procedimiento es anastomosis con vena safena.
El viernes 13 de enero, durante el turno vespertino, Alan trabajaba en la reparación de una banda transportadora de fertilizante. El guante de su mano derecha se atoró en una de las grapas. La banda lo arrastró hacia el rodillo y le desgarró el brazo.
Alan aseguró que nunca perdió la conciencia, como mecanismo de seguridad la máquina se paró sola y llamó por radio para pedir ayuda. Con apoyo de sus compañeros bajó caminando del tercer piso y en una ambulancia particular fue trasladado al HGZ No. 16.
Alrededor de las 10 de la noche llegó al servicio de urgencias, lo valoró traumatología y fue derivado a la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 71, donde le realizaron una angio-tomografía. Tras obtener el resultado lo regresaron al HGZ No. 16 con la orden de amputación. En lugar de eso, los médicos Edwin Leopoldo Maldonado García y Javier Servín Castro corrieron el riesgo de meterlo a quirófano para realizar la cirugía de salvamento.
“La parte más difícil fue tomar la decisión”, señaló el cirujano Maldonado García tras añadir que tenía a un paciente con datos de choque, pérdida sanguínea, con un período de ventana más largo de lo habitual para poder hacer la conexión y además con el conocimiento médico de que las tasas de éxito en estas intervenciones son muy bajas.
“En lo único que pensé fue en darle la oportunidad, porque es un muchacho joven, en una edad prometedora”, afirmó.
El especialista en anestesiología, doctor Javier Servín, explicó que Alan ingresó al quirófano como paciente crítico por la cantidad de sangre que había perdido en el accidente, más la que perdería en la cirugía y con el riesgo de presentar trombos como un mecanismo de compensación del cuerpo.
La intervención duró ocho horas, por lo cual hubo necesidad de aplicar anestesia general con manejo invasivo, así como farmacología adecuada para mantener sus signos y la saturación que requería la extremidad; al final fue extubado y pasó a la unidad de cuidados postoperatorios estable, sin requerimiento de fármacos para mantener la presión arterial y en condiciones estables.
Comentó que antes de iniciar cualquier cirugía siempre se coloca un medidor de oxígeno, en este caso -por tratarse de una cirugía de salvamento- pusieron dos: uno en cada mano y de esta manera revisaban el nivel de perfusión de la extremidad dañada.
El anestesiólogo Javier Servín, expuso estar sorprendido, fascinado y contento por ver el éxito de Alan, ya que a pesar de la baja posibilidad de éxito no perdió la extremidad.
“El caso de Alan me enseñó que siempre hay que tratar de dar nuestro máximo y que aunque ciertas cosas vayan en contra, podemos tener éxito. El conocimiento salió a la luz, nos permitió ayudarlo y lo que más aprendí fue a no darnos por vencidos”, afirmó.
El cirujano Edwin Leopoldo Maldonado, explicó que la vena safena se ubica en la pierna y por lo general se utiliza para hacer bypass cardiacos en cirugías de corazón abierto, sin embargo, la literatura médica indica que también puede usarse para sustituir algún vaso sanguíneo, como en este caso.
“Tomamos la vena safena de la pierna contralateral al brazo afectado (la izquierda), hicimos una conexión desde la arteria subclavia -debajo de la clavícula-, hasta la arteria humeral, que es la del brazo”, señaló.
Abundó que el riesgo de que el injerto no funcionara era alto debido a que el tramo fue de aproximadamente 10 centímetros y se considera bastante largo, aunado a que había riesgo de que se generara una trombosis, sin embargo las cosas salieron bien.
“El aprendizaje que nos deja tanto a la parte médica, como a la parte institucional, es que el querer es poder, porque realmente ante nuestros pacientes se pueden mover todas las fuerzas para que salgan adelante y aun cuando no se tenga la expectativa de que va a funcionar se tiene que dar hasta la última oportunidad”, abundó.
Alan no ha sido dado de alta, es atendido en la Unidad Médica de Alta Especialidad No. 25 de Monterrey, Nuevo León, tras ser sometido a una cirugía de reconexión del plexo braquial (red que conecta los nervios de las extremidades superiores).