El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sumó una nueva victoria diplomática frente a su homólogo estadounidense, Donald Trump, luego de que la Casa Blanca retiró las sanciones impuestas al juez Alexandre de Moraes, magistrado de la Corte Suprema brasileña y figura central en el juicio por golpismo contra el expresidente Jair Bolsonaro.
De Moraes había sido incluido por Washington en una lista de presuntos violadores de derechos humanos, lo que implicó el congelamiento de bienes y activos en Estados Unidos. La reversión de esa medida marca el último paso en la desescalada de tensiones provocadas por el proceso judicial contra Bolsonaro por el intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022.
El Gobierno brasileño calificó la decisión como una victoria política. La ministra de Relaciones Institucionales, Gleisi Hoffmann, afirmó que se trata de “una gran victoria de Brasil”, mientras que la familia Bolsonaro reconoció haber recibido “con pesar” la noticia de la retirada de sanciones que ellos mismos promovieron ante Washington.
La sanción al juez formó parte de una ofensiva más amplia de la administración Trump, que en julio impuso aranceles de hasta 50 % a importaciones brasileñas y acusó al Supremo y al Gobierno de Lula de perseguir políticamente a Bolsonaro. Las medidas, sin embargo, no lograron modificar la postura de Brasil. Lula adoptó un discurso de defensa de la soberanía nacional y se negó a ceder ante la presión estadounidense.
Lejos de debilitarlo, el conflicto fortaleció políticamente al mandatario brasileño. Las encuestas registraron un repunte en su popularidad, mientras el Supremo avanzó en el proceso judicial y en septiembre condenó a Bolsonaro a 27 años de prisión. Además, imputó por coacción al diputado Eduardo Bolsonaro, quien se trasladó a Estados Unidos para impulsar sanciones contra Brasil.
A partir de septiembre, la Casa Blanca comenzó a suavizar su posición. Lula y Trump sostuvieron encuentros en Nueva York y posteriormente en Malasia, donde confirmaron una relación de trato directo y pragmático. En noviembre, Estados Unidos retiró los aranceles a productos clave como café y carne brasileña.
Con la eliminación de las sanciones contra el juez De Moraes, la relación bilateral entra en una fase de distensión más clara. Para el Gobierno de Lula, el episodio confirma una estrategia de resistencia política frente a Washington y refuerza la posición de Brasil como actor que no negocia su sistema judicial bajo presión externa.





