La falta de acceso a agua de calidad, uno de los puntos más críticos de la crisis hídrica, se muestra al desnudo en tres comunidades de la triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú, en el minidocumental ‘Amazonas, la memoria del agua’, que se estrenó este martes en la COP30 en Belém.
Creado por la organización World Vision y We are Water, el cortometraje cuenta las historias alrededor del Río Amazonas, que baña y une la ciudad colombiana de Leticia, con la brasileña Tabatinga y la localidad de Santa Rosa, en Perú, para contar las historias de las casi 3 millones de personas que sufren en carne propia lo que las delegaciones negocian en la cumbre climática.
Durante 18 minutos, indígenas ticunas y otros pueblos relatan su rutina y muestran en carne propia cómo la crisis hídrica afecta a niños, mujeres y comunidades enteras del Amazonas que, a pesar de contener el 20 % del agua dulce del planeta, tiene a siete de cada diez habitantes sin acceso a agua potable.
Donde se abren lugar las palafitas, las mujeres tienen que caminar el doble de kilómetros para encontrar agua porque el río se secó o porque, en su quebrada, el agua desemboca contaminada.
Sassi Cerda, amazónica del pueblo quichua en Ecuador, afirmó que la crisis hídrica ya se puede ver “reflejada en sus cuerpos”.
Contó que casi el 50 % de las familias amazónicas ecuatorianas toma agua con presencia de E.coli y, en varios afluentes del río, se encuentran “niveles de plomo, hierro, aluminio, zinc” en proporciones hasta 500 veces superiores del límite permitido para consumo humano.
Los niños en edad de crecimiento “sufren diarrea y vómitos constantes”, lo que hace que no consigan contener los nutrientes, por lo que la contaminación no solo afecta al presente, sino también a las futuras generaciones,
El líder regional de World Vision para América Latina y el Caribe, Joao Diniz, manifestó a EFE tras la proyección del documental la importancia de enfocarse en los niños y las niñas de las comunidades que, además de ser el futuro, funcionan como “conectores” entre las familias para expandir conocimiento y técnicas de cuidado.
El proyecto de la asociación, llamado Aquanexos, trabaja en tres ejes: la infraestructura, para garantizar un acceso a agua segura; el aspecto educativo, para hacer un uso responsable del agua; y el empoderamiento para fomentar la construcción de redes entre miembros de las comunidades y otros actores, como la política o el sector privado.
El factor educativo en las regiones es clave porque “la única forma de que los proyectos sean sostenibles en el tiempo es que sean acompañados por las comunidades”, expresó el director de la fundación We Are Water, Carlos Garriga.
Además, sostuvo que el documental tiene el objetivo de dar a conocer la problemática del acceso al agua y al saneamiento, y “sensibilizar” sobre todo a los países que menos la sufren, para que tomen dimensión de la gran cantidad de aristas que tiene esta crisis.
“La gente se puede imaginar lo que pasa cuando no hay agua para beber, para limpiar o para higienizarse. Pero quizás no son tan conscientes de los efectos que tiene el agua en cuestiones de género, en la educación, en la salud, en el crecimiento”, comentó.
Por su parte, Diniz declaró que la COP30 será exitosa si resuelve “proteger y dar futuro” a los niños de los pueblos más vulnerables, y hace que “las inversiones lleguen hasta ese nivel”, en pos de reconocer su rol activo en la protección del agua y la biodiversidad.






