EFE / La revisión conceptual del retrato y de la historia que propone la obra del artista cubano-estadounidense Félix González-Torres regresa a Washington treinta años después de la última gran exposición que se hizo sobre él en la capital estadounidense.
La exhibición ‘Felix González-Torres: Always to return’ estará disponible en la Galería Nacional de Retratos, en el centro de Washington, entre el 18 de octubre y el próximo 6 de julio.
González-Torres (1957-1996), considerado uno de los artistas más influyentes del siglo XX, nació en Guáimaro (Cuba) y vivió en varias ciudades, como Madrid, Nueva York, Los Ángeles o Miami.
El artista buscaba ir más allá de la clásica concepción del retrato como un individuo estático y haciendo uso de materiales como bombillas, pilas de papeles o caramelos, buscaba fomentar el pensamiento crítico sobre la historia, la autopercepción y el mundo.
La obra central de la exposición es ‘Untitled (America)’, una guirnalda de luces, que requiere de mantenimiento si solo una de las bombillas se funde, con la que el autor quería representar la interdependencia que, a su juicio, existe entre todos y la democracia estadounidense.
Las palabras juegan un papel crucial en su concepción del retrato. En ‘Untitled’, González-Torres se aleja de las imágenes y busca construir una especie de retrato colectivo en el que las palabras y fechas, pintadas en la pared, recuerdan algunos de los eventos que han marcado la historia.
El Acuerdo de Viernes Santo de 1998 para poner fin al conflicto en Irlanda del Norte, el mural pintado por el movimiento ‘Black Lives Matter en Washington en 2020, la victoria de Barack Obama en 2008 o el Guernica (1937), son algunos de los eventos retratos en esta obra.
Lo mismo ocurre con ‘Untitled (A Portrait)’, un televisor en el que se proyecta un video sin imágenes ni audio en el que van apareciendo algunas frases sobre las que el espectador puede verse reflejado.
“Always to return” (Siempre regresar), una de esas frases, fue la que inspiró el título de la exposición.
Además, los comisarios de la exposición colocaron obras del artista fuera del espacio delimitado para mezclarlas con piezas más clásicas que forman parte de la exposición permanente del museo.
Es el caso de ‘Untitled (Death by Gun)’, una pila de papeles en los que está impresa la portada de la revista Time de 1989, en la que se incluían los rostros de las 464 víctimas mortales por arma de fuego ocurridas en EE.UU. en una semana del mes de mayo de ese mismo año.
Los comisarios la situaron bajo del cuadro ‘Men of Progress’ (1862), en el que están representados empresarios del siglo XIX, entre ellos Samuel Colt, que tenía una pistola con su nombre.
En estas y en la mayoría de las obras de la exposición, se invita al público a coger uno de los papeles, o de los caramelos, para seguir con el poder transformador que defendía el autor. “Cada vez que alguien coge un trozo de papel, adquiere un significado y un contexto completamente distintos”, explicaron los comisarios.