EFE / Los mejores quesos españoles se promocionaron hoy, por segundo año consecutivo, en un acto en Nueva York destinado a dar a conocer al público estadounidense la enorme variedad de quesos producidos en España y la vinculación de cada queso con una tierra y una cultura propia.
En esta ocasión, el escenario elegido fue el mercado de Little Spain, un proyecto iniciado por el chef José Andrés que concentra en los bajos de un lujoso rascacielos un buen número de restaurantes y tiendas de alimentación de productos españoles.
Allí, la Interprofesional Láctea (Inlac), que agrupa a las principales organizaciones agrarias del sector ganadero y lácteo, presentó las 150 variedades de queso existentes en España, con particular énfasis en las 27 denominaciones de origen protegido (DOP), y presentó una cata en la que no faltaron algunos de los más emblemáticos como el Manchego, el Mahón, el Arzúa, el Idiazábal, el Majorero o el Cabrales.
La degustación atrajo a profesionales del sector, pero estuvo en gran medida pensada para los ‘influencers’ locales, un sector cada vez más presente en el mundo de la gastronomía y al que los profesionales pretenden seducir con invitaciones a cambio de un ‘post’ en algunos de los canales con más seguidores.
La directora gerente de Inlac, Nuria Arribas, recordó que este proyecto, financiado por la Comisión Europea, tiene un recorrido de tres años -ya es el segundo- e incluye paradas en Chicago, Phoenix, Las Vegas y Miami.
Los quesos españoles son cada vez más fáciles de encontrar en Estados Unidos, sobre todo en las costas este y oeste -mucho menos en la parte central-, y el año pasado sumaron un total de 8.700 toneladas en importaciones, por un valor de 105 millones de euros, lo que supuso un 30 % más del valor alcanzado en 2022.
Fuentes del sector dijeron a Efe que el potencial exportador del queso español es mucho mayor, siempre que el sector -muchas veces en manos de pequeñas empresas familiares- dé un salto en su profesionalidad, que se traducirá en más tecnología y mayor visión de futuro, de forma que las explotaciones pasen a ser ‘empresas’ y no tanto negocios familiares.