Las elecciones del próximo 2 de junio colocan a México ante la oportunidad de elegir a su primera mujer presidenta en la historia. Xóchitl Gálvez, de la coalición Fuerza y Corazón por México, y Claudia Sheinbaum, de Sigamos Haciendo Historia. Las encuestas colocan, en promedio, a Sheinbaum con una ventaja estimada de por lo menos 20 puntos porcentuales sobre Gálvez. A mes y medio de que los mexicanos acudan a las urnas, la contienda se encuentra su punto más álgido.
Un análisis hecho por El País revela un peculiar comportamiento de los electores mexicanos hombres y mujeres. El pulso lo han tomado vía Latinobarómetro, que mide qué tan a la izquierda o derecha está inclinada una sociedad con un parámetro muy claro: del 0 al 10 donde 0 es izquierda 10 es derecha. En el estudio se recuerda que Vicente Fox y Felipe Calderón, ambos panistas, fueron votados por electores inclinados a la centroderecha, misma categoría aplicada a los votantes que eligieron a Enrique Peña Nieto en 2012.
Los años iniciales de Peña Nieto en el gobierno, primero sólidos a nivel político, luego de altas tensiones y crisis, dieron inicio a una tendencia inclinada a la centroizquierda. El viraje provocó que, en 2018, los mexicanos reflejaran un posicionamiento instalado en la centroizquierda, estatus que se reflejó en la elección de Andrés Manuel López Obrador. Respecto a las dos espectros políticos hay una conclusión que destaca, con base en la tendencia observada desde 2020: los hombres se han derechizado y muestran más inclinación a esa ideología. Mientras que las mujeres muestran mayor identificación con la izquierda —tomando en cuenta los grupos poblacionales de 25-40 años y 40-59—.
La académica Denisse Cejudo lo explica a través del movimiento feminista: “Hay una pugna por el espacio político entre las agendas feministas y algunos hombres que se sienten despojados y que han abrazado discursos patriarcales muy básicos y simplistas, como ‘regrésense a la cocina”, señaló en entrevista también con El País. Igualmente dijo que México sigue teniendo una sociedad conservadora, pero que aún no existe un actor político capaz de detonar esa mina política, como lo ha sido Javier Milei en Argentina.
El fenómeno es peculiar y dejar ver que, más allá de que las barreras ideológicas de los partidos se han desdibujado, ambas candidatas siguen estando dentro del espectro de derecha e izquierda de manera correspondiente, cumpliendo con sus respectivos preceptos: Sheinbaum, la candidata del partido en el gobierno que se concibe como continuadora del proyecto izquierdista de López Obrador; y Xóchitl Gálvez, aglutinadora de las fuerzas opositoras nacionales que, pese a provenir de tres diferentes partidos, conforman un proyecto antagónico de Morena. Luego está un factor no menor: Gálvez se ha definido como centroizquierdista.
En cuanto al voto por sexo y edad, se puede ver que, con base en la medición, Sheinbaum cuenta con más respaldo en mujeres jóvenes y hombres mayores. Gálvez, por su parte, tiene más apoyo entre hombres jóvenes y mujeres mayores. También hay que recordar, como lo menciona el artículo, que las mujeres suelen participar más en la votación: en 2018, votó el 66% de mujeres registradas en listas de padrón electoral, contra un 58% de hombres registrados.
No deja de ser un factor importante que la contienda sea entre dos mujeres, un hecho inédito. La ecuación se completa con Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano, un contendiente con ínfimas posibilidades de ganar y cuya valía en la elección contempla la encomienda de sostener el registro de su partido. Y para el bloque opositor representa el obstáculo de perder votos, una vez dividido ese segmento elector que discrepa del partido en el gobierno y la propuesta de continuidad, pero tampoco encuentra propuestas satisfactorias en la coalición opositora.